UNIDAD DE TEOLOGÍA
CUARTO DE CONFIGURACIÓN
TESINA
La Pastoral de la Salud, una opción para la
Evangelización en la Foranía de San Andrés Apóstol,
a la luz del Documento de Aparecida n. 418-420
PRESENTADA POR
Sergio Arath Vargas Martínez
ASESOR
Pbro. Lic. Vicente Zamarripa Díaz
Salto de Eyipantla, Veracruz 20 de mayo de 2024
INTRODUCCIÓN
En un mundo donde la fragilidad humana se manifiesta de diversas formas denigrando la dignidad de la persona y en cierto modo de forma utilitarista, la atención integral a la salud se erige como un pilar fundamental para la construcción de una sociedad más justa y solidaria, en la que el amor compasivo y la misericordia, se convierten en las monedas de intercambio más valiosas.
La Pastoral de la Salud, en su esencia, representa un campo fundamental para la misión, especialmente en el contexto del proyecto evangelizador propuesto por el Papa Francisco de una Iglesia en Salida. Y aunque podemos darnos cuenta de que podemos aprovecharla para la evangelización, es necesario reconocer, que a nivel Iglesia diocesana, estamos lejos de ello. Lo podemos constatar en que, la atención de los enfermos en las distintas parroquias es una actividad que todos realizan, pero no de un modo sistemático, ordenado y constante, porque esta acción se reduce en la parte sacramental, olvidando el anuncio y el acompañamiento solidario al necesitado.
Por ello, en el trabajo de investigación que he realizado en tres capítulos, me he dado la tarea de presentar a la pastoral de la salud, no únicamente como una opción caritativa o de respuesta a la fe que tenemos, sino como una opción para la evangelización.
En el primero, fundamento que todos como Iglesia estamos llamados a evangelizar en diferentes modos. Esta labor, no está exenta de los desafíos pastorales como lo es la secularización y la sociedad líquida del mundo postmoderno, secundado la crítica de Zygmunt Bauman, donde afirma que este tiempo está marcado por constantes cambios, inciertos y acelerados. Ante esta situación presento la realidad de la pastoral de la salud en la Foranía de San Andrés Apóstol, en la que obtengo un análisis de al menos tres ámbitos:
significado de la salud y quién es responsable de él,
qué estamos haciendo como Iglesia,
y el fundamento de la pastoral de la salud.
En el capítulo segundo, presento la iluminación sobre cómo Cristo, en su anuncio del Reino, está muy cercano a las necesidades de los que padecen. A raíz de esto extraigo los modelos de salud en Jesús: integral, liberadora y ofrecida a los más débiles. En respuesta a esto, la Iglesia, verdadera continuadora de las palabras y los gestos del Maestro, propone en las Directrices de la Pastoral de la Salud en México que esta pastoral sea abordada en tres dimensiones: anuncio, celebración y fraternidad-solidaridad y con ello emana quienes son los sujetos y protagonistas concretos de la Pastoral de la Salud, cuyos miembros no son únicamente el cuerpo de la pastoral que los atiende, sino el propio enfermo que padece, y sus alrededores, es decir, el enfermo y sus familiares.
En el último capítulo, planteo que la evangelización es una obligación de todos, tomando como base el modelo evangelizador de Jesús en la parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 29-37). Unido a esto presento la propuesta evangelizadora del Papa Francisco en EG 24 donde resalta las siguientes características: primerear, involucrar, acompañar, fructificar y festejar, la cual servirá para mostrar un pequeño plan de acción que tratará de atender a una correcta y fructuosa visita de enfermos, formación de agentes, y lograr formar una verdadera cultura de la salud.
CAPÍTULO I: VER
Fundamentar la pastoral de la Salud como una opción para la evangelización, es el objetivo principal de este trabajo de investigación. El postulado parece bastante sencillo, sin embargo, su planteamiento es una tarea que se tiene que especificar debido a la dificultad que podemos tener con relación a diferentes concepciones en torno a este tema.
Si bien, el tema central es la Pastoral de la salud, he querido presentar su acción desde una perspectiva no tan común, debido a su incomprensión y limitación en su quehacer pastoral, de este modo, hacemos notar que, desde la caridad, la promoción de la dignidad humana, la vida y el servicio a los más vulnerables también podemos evangelizar.
Por otro lado, nos introduciremos a desarrollar dos desafíos sociales: la secularización y la vida líquida, desafíos que han hecho cambiar de pensamiento con respecto al cuidado y ayuda de los ancianos, enfermos y sus familiares, en consonancia a la “cultura del descarte” que se promueve. Por último, quisiera situar este estudio en un lugar determinado, siendo la Foranía de “San Andrés Apóstol” la referencia inmediata para la obtención de la realidad, reconociendo además las dificultades y diferentes cambios que ha habido en ella.
⦁ La Evangelización, tarea fundamental de la Iglesia
La evangelización, tal y como hoy la entendemos, es la tarea fundamental de la Iglesia. Su origen y su esencia proceden del paralelismo entre Iglesia y Cristo. Si la misión de Cristo ha consistido en traer la buena noticia del Reino a todos los hombres, noticia capaz de transformar este mundo y abrirlo a una esperanza de plenitud con el anuncio de la paternidad de Dios y la comunión fraterna de los hermanos, la Iglesia vive para continuar su anuncio en medio de
nuestro mundo. A Cristo anuncia, de Cristo vive, en Cristo espera. Cristo es el contenido de su misión y lo que ella aporta al mundo.1
⦁ Noción de Evangelización
El termino evangelización ha tenido una evolución clara a lo largo de los últimos años, especialmente desde las renovaciones que el mismo Concilio ha desarrollado. En la época pre-conciliar, la misión quedaba relegada a un segundo plano en la pastoral, incluso las misiones eran actividades apostólicas secundarias y de especialistas.2 Con el Vaticano II se abre para toda la Iglesia la preocupación por la evangelización, pues, supuso, un respaldo teοlόgicο y eclesial decisivo a los conceptos de misión y de evangelización.3
Según el Concilio, evangelizar es anunciar ο pregonar «el mensaje de Cristo con el testimonio de la vida y de la palabra» (LG 35) «a los no creyentes para llevarlos a la fe», y, a los fieles, «para instruirlos, confirmarlos y estimularlos a mayor fervor de vida» (ΑΑ 6), con objeto de cooperar «a la dilatación e incremento del reino de Cristo en el mundo» (LG 35).4
Como podemos darnos cuenta, el problema de la evangelización no se sitúa en presentar con claridad el objetivo y la finalidad de la Evangelización o su contenido, sino, el cómo se ha ido expresando y evolucionando. Con toda razón, la Evangelii Nuntiandi hace una gran aclaración y nos pone en alerta diciéndonos que en algún momento se ha podido definir la evangelización en términos de «anuncio de Cristo a aquellos que lo ignoran, de predicación, de catequesis, de bautismo y de administración de los otros sacramentos. Ninguna definición parcial y fragmentaria refleja la realidad rica, compleja y dinámica
⦁ Cfr. Julio RAMOS, Teología pastoral, Sapientia Fidei, BAC, Madrid, 1995, 213.
⦁ Cfr. Julio RAMOS, Teología pastoral, Sapientia Fidei, BAC, Madrid, 1995, 214.
⦁ Cfr. Casiano FLORISTAN, Para comprender la Evangelización, Verbo Divino, Navarra, 1993, p. 33.
4 Cfr. Casiano FLORISTAN, Para comprender la Evangelización, Verbo Divino, Navarra, 1993, p. 36.
que comporta la evangelización, si no es con el riesgo de empobrecerla e incluso mutilarla»5.
Sin embargo, más adelante definirá con precisión lo que es Evangelización:
Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y ambiente concretos.6
Conforme a lo presentado, podemos reconocer que toda la comprensión posterior al Concilio lleva en su esencia no únicamente el anuncio de la Fe en Cristo, sino su acompañamiento e interiorización en la comunidad, lo que sorprende no es solo el mensaje, sino como transmitirlo, ya sea a través de la Palabra o del testimonio de vida, sus destinatarios son «la pastoral ordinaria: los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna, las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo y quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado»7 siendo la finalidad la implantación del reino de Dios en el mundo. Es en este esquema que podemos considerar a la Pastoral de la salud como una opción para la evangelización.
⦁ Desafíos pastorales
La Pastoral, y por ende la evangelización, no es una acción aislada de la realidad, es el lugar teológico y práctico de toda acción pastoral, la cual en
5 PABLO VI, Exhortación Apostólica post-sinodal Evangelii Nuntiandi, 8 dic. 1975, n.17.
6 PABLO VI, Exhortación Apostólica post-sinodal Evangelii Nuntiandi, 8 dic. 1975, n.18.
7 FRANCISCO, Exhortación Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n.14.
palabras del Dr. Merlos es definida como «una realidad compleja y amplia, vivida y regulada por las leyes de lo humano; que incluye básicamente el proyecto salvífico del Padre, realizado en Jesús con el poder del Espíritu, proclamado por el multiforme Ministerio de la Iglesia, presente en el mundo, en la historia y en el corazón de cada hombre y de cada mujer, a través de la Palabra, la celebración, el testimonio y el servicio, y todo ello en orden a la conversión de la persona y a la transformación de su realidad, según el Plan de Dios».8
Por lo cual podemos decir que Pastoral y realidad son dos elementos unidos. Es de este modo que cuando la comunidad sufre y se alegra, ríe y llora, avanza o retrocede, la Iglesia y con ella toda acción pastoral también lo padece, no es un agente extraño, como alguien externo e inmutable, sino que es alguien que vive en medio de la realidad9.
Por lo tanto, es de gran importancia el análisis que el Proyecto Global de Pastoral de la Conferencia del Episcopado Mexicano ha realizado en la comprensión de la sociedad en la que muy acertadamente expresa:
La humanidad vive en este momento, un verdadero y profundo cambio de época con diferentes matices, como un extraordinario giro histórico que se percibe en todos los campos de la vida humana, arrastrado por un desarrollo científico, innovaciones tecnológicas sorprendentes y sus veloces aplicaciones en distintos campos de la naturaleza y de la vida10.
Con esto podemos destacar los grandes avances tecnológicos, científicos y humanos que la sociedad va teniendo y que sin duda ha sido de provecho para gran parte de la población, sin embargo, hay muchos otros campos que no han contado con la misma suerte. El mismo documento continuará diciendo:
Nos preocupa el arribo de esta nueva cultura que desdibuja y mutila la figura humana, y es aquí donde se encuentra el corazón de la profunda transformación
8 Francisco MERLOS, Teología contemporánea del ministerio pastoral, Palabra, México, 2017, 421.
9 Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II - Gaudium et spes, Palabra, México, 2014, n.1.
10 Proyecto Global de Pastoral, Conferencia Episcopal Mexicana, Buena Prensa, México, 2019, n.20.
que se está dando y lo que nosotros identificamos y llamamos como el núcleo cultural fundamental: ¡la negación de la primacía del ser humano!11.
Por lo cual, consideramos plantear dos desafíos de la pastoral que ayudarán a visualizar estas tendencias: la secularización y la vida líquida. La primera aborda una problemática puntual y la segunda se encarga realizar una crítica más amplia a nuestra cultura. Ambas expresan las dificultades y los puntos de encuentro que hay en la acción pastoral, pero sobre todo ayudarán a presentar parte de la realidad de nuestra sociedad al tratar de ver una posibilidad de crecimiento aun en momentos donde no lo parecen.
⦁ Secularización
Una de las realidades que ha desafiado, y continúa desafiando a la Iglesia, es la secularización, palabra muy usada comúnmente en los campos de la política y la ciencia, por lo cual, nos exige preguntar: ¿Qué es la secularización? Max Weber la define como el «desencantamiento del mundo religioso»12.
Por otro lado, Evangelii Gaudium la definirá como «el proceso que tiende a reducir la fe y la Iglesia al ámbito de lo privado y de lo íntimo. Además, al negar toda trascendencia, ha producido una creciente deformación ética, un debilitamiento del sentido del pecado personal y social y un progresivo aumento del relativismo, que ocasionan una desorientación generalizada, especialmente en la etapa de la adolescencia y la juventud, tan vulnerable a los cambios»13. Nos encontramos con una sociedad que no quiere estar sujeta a ningún régimen político, moral o incluso religioso y es por ello que prefiere desligarse de
11 Proyecto Global de Pastoral, Conferencia Episcopal Mexicana, Buena Prensa, México, 2019, n. 20.
12 Max WEBER, La ética protestante, Gradifco, Buenos Aires, 2007, 128.
13 FRANCISCO, Exhortación Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n.43.
cualquier estructura, unido a una supuesta superación del estadio religioso y los múltiples desatinos que esta misma institución ha tenido, provocando de este modo un rotundo alejamiento con todo lo que tenga que ver con moral cristiana y optando por una conducta social subjetivista.
Con esto podemos decir que el proceso de secularización consiste fundamentalmente «en la emergencia a lo largo de la historia de estructuras objetivas sin controles religiosos, es decir, no autónomos. Esas estructuras son las ciencias, las técnicas, las culturas y las filosofías críticas, los postulados políticos democráticos, la urbanización, los derechos del hombre y la tolerancia, los intercambios internacionales entre culturas y civilizaciones distintas»14.
Con este movimiento se ha iniciado un alejamiento del ámbito religioso y con ello todo lo que tenga que ver con la vida cristiana. Este hecho ha llevado a una disminución de fieles en la Iglesia de un modo significativo, especialmente en las generaciones más jóvenes, esto no solo en países desarrollados como los de Europa o ciudades industrializadas, sino incluso en nuestra propia realidad diocesana.
Aunque pareciera difícil quisiera seguir el postulado del Dr. Ernesto Palafox que expresa: “Contrariamente al consenso que cualquiera pudiera tener, se puede establecer una valoración positiva de la secularización, no solo como un fenómeno externo o un proceso que afecta externamente, como un adversario que pretende debilitar la institución, sino como una oportunidad para la acción pastoral y para la reconfiguración de las prácticas pastorales y de muchas estructuras caducas”.15
14 Cfr. Christian DUQUOC, Ambigüedad de las teologías de la secularización, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1973, 36.
15 Ernesto PALAFOX, Las dimensiones de la pastoral, PPC, 2021, 112.
Entonces, desde la práctica y la reflexión teológico-pastoral, se asume este proceso a partir de una actitud positiva, percibiéndolo como una oportunidad, como un tiempo “germinal” que ayude a la Iglesia y a la pastoral en el proceso de su propia autocomprensión y para un continuo compromiso de conversión y de renovación, con vistas a una mayor fidelidad al Evangelio y a la realidad donde se hace presente.
En medio de este proceso de secularización podemos percibir que no todo está perdido, sino qué hay algo por hacer, recordar que después de la tempestad viene la calma o incluso qué actitud debemos de tener en medio de la tempestad. Ejemplo de ello, podemos sacar el pluralismo social y cultural que tanto exige la sociedad, los Derechos Humanos que son fruto de la misma ilustración y con ello una especie de religión natural, la acción de la mujer en todos los ambientes sociales, la importancia de la democracia y la escucha de todos, la importancia de la ecología, el cuidado personal y la prioridad por los pobres y necesitados.
⦁ Modernidad líquida
Este movimiento no tiene un lugar específico ni un modo uniforme, sino que se ha presentado de muchos modos, pero con un mismo denominador, es por ello quisiera presentar un problema que globaliza los múltiples desafíos que tiene la sociedad. Este panorama tan cambiante ha sido denominado de muchos modos, un ejemplo lo podemos encontrar en el Documento de Aparecida n. 44 presentándolo como un «cambio de época»16, este mismo término ha sido múltiplemente usado por el Papa Francisco.
No estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época. Por tanto, estamos en uno de esos momentos en que los cambios no son más lineales, sino de profunda transformación; constituyen elecciones que
16 V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y el caribe, Documento de Aparecida, CEM, 2008,
n. 44. Vivimos un cambio de época, cuyo nivel más profundo es el cultural. Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios.
transforman velozmente el modo de vivir, de interactuar, de comunicar y elaborar el pensamiento, de relacionarse entre las generaciones humanas, y de comprender y vivir la fe y la ciencia17.
Hemos presentado hasta el momento un análisis social, sin embargo, la Iglesia no es la única que se ha percatado de dichos acontecimientos, muchos otros autores como Vattimo, Lyotard, Foucault también han realizado su análisis y su descripción social y aunque cada uno de los autores lo realizan de un modo singular, hemos querido presentar al sociólogo Zygmunt Bauman quien acuñando la expresión “Modernidad Líquida” con la cual se expresa de un modo muy ilustrativo, el paso del antes al ahora.
Lo fluido es una sustancia que no puede mantener su forma a lo largo del tiempo. Y ese es el rasgo de la modernidad entendida como la modernización obsesiva y compulsiva. La modernidad sólida es la ya desaparecida, la que mantenía la ilusión de una solución permanente, estable y definitiva de los problemas y, con ello, una cierta inmovilidad o ausencia de cambios, al menos hasta nuevo aviso. El sentimiento dominante hoy en día es la incertidumbre, la inseguridad y la vulnerabilidad. Se trata de una particular “precariedad”, la de esa inestabilidad asociada a la desaparición de patrones a los que anclar las certezas. “En resumidas cuentas, la vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante”18
La fase sólida está caracterizada por las formas tradicionales, heredadas y afianzadas de la vida y la comunión humana, que buscaban regular y prevenir las acciones. «La modernidad en esta fase de solidez tenía varios propósitos, entre ellos: estructurar procesos y pretender darles la seguridad y coordinación»19. Sin duda alguna, entendemos claramente el ayer, con valores, modales e incluso modos de pensar más estructurados y con muy pocos cambios, mientras que la fase “líquida”, hace referencia principalmente a una
17 Discurso del Papa Francisco a la Curia Romana con motivo de las felicitaciones navideñas, 21 de diciembre de 2019.
18 Cfr. Zygmunt BAUMAN, Tiempos líquidos, Fondo de cultura económico, Barcelona, 2017, 7-8.
19 Ernesto PALAFOX, Modernidad liquida y su impacto en la pastoral, PPC, México, 2016, 502.
condición en la que las formas sociales ya no pueden mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y se derriten antes de que se cuente con el tiempo necesario para asumirlas y, una vez asumidas, ocupar el lugar que se les ha asignado20.
En resumen, en «la Postmodernidad se desvaloriza cualquier elemento considerado superior. No hay referentes estables y sólidos. La razón y la ciencia atacan y cuestionan todo fundamento. Las ciencias sociales descubren los intereses ocultos de las ideologías. Todas son sospechosas y están cuestionadas. El individuo postmoderno está desorientado, desilusionado y confuso».21
En este entorno un tanto desalentador es en el que nos encontramos, sin una solidez incluso en lo más simple de la sociedad, que podemos descubrir en las dificultades a las que nos enfrentamos en la evangelización, la cual también tiene que cambiar para atender a las nuevas realidades sociales en las que estamos sumergidos. Pues, posiblemente podría parecer que esta problemática no afecta a toda la sociedad y nos podríamos quedar reducidos creyendo que la Iglesia está exenta de estas dificultades, por lo que quisiera plantear la problemática en lo más simple de la estructuración eclesial y la interacción comunitaria.
El modo de afrontar esta realidad no se realiza desde la crítica, la añoranza o incluso el recuerdo de una época pasada, argumentando que el ayer es mejor que el hoy, sino afrontando la realidad, iluminando como un faro en medio del camino o haciendo la diferencia en medio de una sociedad que se mimetiza con los demás. O como lo dirá el mismo PGP:
20 Cfr. Zygmunt BAUMAN, Daños colaterales: desigualdades sociales en la era global, Fondo de cultura económica, México, 2011, 47.
21 Gilles LIPOVETSKY, La sociedad de la decepción, Anagrama, Barcelona 2008, 10.
Esta nueva época exige acompañar a cada persona y renovar con valentía nuestro profetismo evangélico, anunciando con fuerza el valor inestimable de la persona, denunciando todo lo que se opone a su plena realización y discerniendo a la luz del Evangelio esta nueva realidad, para encarnar la experiencia de la misericordia, de la comunión y la solidaridad en esta nueva época22.
⦁ Presentemos nuestra realidad
Después de haber presentado la importancia de la evangelización y las múltiples formas y acercamientos a sus destinatarios, la necesidad de presentar un mensaje adecuado y actual a los hombres de hoy y dos de los desafíos socio- culturales que más han afectado a la sociedad, es imprescindible exponer la realidad encontrada en la Foranía de San Andrés Apóstol, campo de trabajo donde se realizó el presente estudio.
La Foranía de San Andrés Apóstol se encuentra en el centro de la Diócesis teniendo como extensión el municipio de San Andrés Tuxtla (exceptuando 10 comunidades minoritarias, presentes en la foranía vecina de “Santiago Apóstol”); está conformada por 9 parroquias. Para su análisis se realizaron encuestas en cada Consejo Parroquial, alcanzando una participación de más de 150 personas, pero, no solo es eso, sino que las personas encuestadas son en su totalidad agentes de pastoral inmiscuidos y empapados de la acción pastoral realizada en su parroquia, además, son personas más conscientes y realistas de la labor que su parroquia realiza.
Las Parroquias que se encuentran en esta foranía tienen sus sedes dentro de la cabecera municipal como lo son (Catedral, Santa Rosa de Lima, Ntra. Sra. de Guadalupe, Inmaculada Concepción y La Sagrada Familia); las otras parroquias se encuentran en algunas de las comunidades más grandes y pobladas del municipio, como lo son las Parroquia de Ntra. Sra. de Guadalupe en Tilapan, San José en Sihuapan, San Antonio de Padua en Villa Comoapan y Ntra. Señora de Fátima en Abrevadero.
22 Proyecto Global de Pastoral, Conferencia Episcopal Mexicana, Buena Prensa, México, 2019, n. 24.
⦁ Datos generales
Para poder tener una idea general, presentaré las gráficas y datos obtenidos por el censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) realizado en el 2020.23 Como mencioné hace un momento, el municipio ocupa casi toda la extensión de la presente foranía, en el que podremos obtener datos aproximados con relación a la demografía y el desarrollo social.
El municipio de San Andrés Tuxtla pertenece al Estado de Veracruz, colinda al norte con los municipios de Santiago Tuxtla y Ángel R. Cabada; al este con el Golfo de México; al sur con los municipios de Catemaco, Hueyapan de Ocampo; al oeste con los municipios de Isla y Santiago Tuxtla.
Cuentan con una población hasta el 2020 de 162 428 personas el 2.0% de la población total del estado, teniendo un considerable aumento en población a comparación de 5 años atrás. Unido a esto, podemos destacar la presencia de las cabeceras parroquiales dentro de las 5 localidades con mayor número de habitantes, otras por su parte, tienen otra ubicación debido a diferentes razones pastorales, las cuales no solo contemplan población, sino infraestructura o incluso madurez en la fe.24
23 Censo de Población y Vivienda (2020). Panorama sociodemográfico de Veracruz de Ignacio de la Llave, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, México, INEGI, 202, 308-309.
24 Cfr. Sistema de Información Estadística y Geográfica del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, http://ceieg.veracruz.gob.mx/wp-content/uploads/sites/ 21/2021/06/SAN-ANDRÉS-TUXTLÁ 2021.pdf 5.12.2023, 3.
Nos encontramos en un municipio con 227 comunidades 5 de ellas viven en condiciones más o menos urbanas y 222 son netamente rurales, la superficie del municipio es de 956.9 km2 con una densidad de población de 169.7 hab/km2, siendo la población en edad joven y adulta mayoría, si bien no hay que olvidar el gran número de habitantes mayores de edad, los cuales formaran parte de los destinatarios en la acción pastoral.25
Otros datos significativos son aquellos que enmarcan las condiciones de vivienda y que muestran los niveles de pobreza, teniendo en cuenta el mejoramiento en algunos aspectos en la vida cotidiana, como agua potable, y drenaje, por mencionar algunos, siendo un porcentaje bajo los que se halla en cada casa. En referencia a la adquisición de bienes solo el 78.6 % cuenta con refrigerador y el 77.5% con un celular. Esto deja entrever que, para la mayoría de las casas de nuestro municipio, no existe un desarrollo armónico familiar y social.26
25 Cfr. Sistema de Información Estadística y Geográfica del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, http://ceieg.veracruz.gob.mx/wp-content/uploads/sites/ 21/2021/06/SAN-ANDRÉS-TUXTLÁ 2021.pdf 5.12.2023, 5.
26 Cfr. Censo de Población y Vivienda (2020). Panorama sociodemográfico de Veracruz de Ignacio de la Llave, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, México, INEGI, 202, 309
Si bien estos datos no arrojan una realidad expresa y total de la sociedad, si nos sirven para identificar el volumen de población, las principales dificultades sociales y el desarrollo de este municipio. Con relación a este desarrollo planteado, quisiera presentar algunas cifras con respecto al Sector Salud, punto medular en el trabajo de investigación y una de las dimensiones más olvidadas no solo en el municipio, sino incluso en el estado, por lo tanto, expresar con exactitud cuantas son las personas que poseen una asistencia médica estable es muy complicado. En el dato proporcionado se manejan que por lo menos el 63.4% de la población unos (162,980 habitantes) son derechohabiente de un seguro para la salud, sin embargo, no es una cifra del todo exacta, ya que dentro de estas dependencias hay afiliaciones múltiples.
Unido a esto, encontramos una dependencia de salud llamada INSABI, dicha institución se encargaría de proveer los servicios a las personas que anteriormente contaban con el Seguro Popular, hay que destacar que esta dependencia desde el 25 de abril de 2023 ha desaparecido para dar lugar a lo que ahora se conoce como IMSS-BIENESTAR una dependencia de salud que hasta ahora ha dado mucho que desear.27
Con estos datos presentados podemos observar que nos encontramos en un municipio en proceso de desarrollo y el Sector salud no es la excepción. Vemos a una población bastante grande, con un poder adquisitivo en su mayoría promedio y unos alcances de salud muy difíciles, pocos especialistas en la salud, una triste infraestructura, pero sobre todo pocas posibilidades en el acercamiento a una atención médica de calidad y con ello un aumento en personas enfermas y con poco alcance a un servicio de calidad.
⦁ ¿Cuál es la realidad de la pastoral de la salud en la Foranía?
Después de haber presentado algunos de los datos que nos ayudan a observar parte de la realidad y de la información más significativa de la sociedad
27 Censo de Población y Vivienda (2020). Panorama sociodemográfico de Veracruz de Ignacio de la Llave, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, México, INEGI, 202, 309.
en este municipio. Es necesario plantear la realidad que se ha recogido gracias a las encuestas realizadas en los Consejos Parroquiales de esta Foranía.
Si bien no muestran la cantidad de enfermos o las múltiples dificultades particulares en relación a esta pastoral si han servido para conocer qué es lo que como Iglesia estamos realizando, que nos falta por realizar, pero, sobre todo, crear conciencia del modo y la forma en la que atendemos este gran desafío pastoral y la oportunidad de evangelizar en la realización de esta hermosa y difícil tarea.
La encuesta ha sido realizada gracias a la disponibilidad y ayuda de cada uno de los Párrocos encargados de sus parroquias. Se han presentado las encuestas a las 9 parroquias alcanzando a 156 agentes de pastoral que en un espíritu sinodal han respondido lo más honestamente posible, con la que podemos obtener el quehacer de la Pastoral de la salud.
La encuesta está dividida en tres secciones las cuales servirán para describir la información obtenida28:
⦁ Salud y responsables
Hablar de salud es un tema bastante amplio, sobre todo con relación a las consideraciones externas y subjetivas de un tercero, la mayoría de las personas consideran el estar “sano” con la frase “no sentirse mal” aunque la realidad diga todo lo contrario. Las Directrices para la pastoral de la salud define a la Salud como: «proceso armónico de bien-estar o bien-ser a nivel físico, emocional, intelectual, social y espiritual»29. Con esta consideración es preciso darnos cuesta de la dificultad aun mayor ya que solo contemplamos como sujetos de esta pastoral únicamente a las personas con alguna dificultad o problema físico y nos olvidamos de las otras dimensiones.
Prueba de ello es que al responder ¿Cuáles son las enfermedades más comunes en tu comunidad parroquial? Salgan a relucir en su totalidad
28 Véase en el apéndice de la obra en la paginas 67 - 68.
29 Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud, Directrices para la pastoral de la salud en México, CEM, 2014, 9.
enfermedades como la diabetes, hipertensión y un aumento considerable en casos de cáncer en cada una de las encuestas. Con esto podemos darnos cuenta de por lo menos dos realidades: primero, solo ver la enfermedad y sus consecuencias físicas y olvidarnos de su sentir emocional y espiritual, y; segundo, percibir que las enfermedades señaladas son en relación mayormente a afecciones cardiovasculares muy comunes en la sociedad mexicana.
La atención a estas personas es en general realizada por sus familiares, esto debido a la conciencia familiar que aún se tiene. En medio de ello podemos puntualizar las dificultades que se tienen especialmente si no cuenta con un ingreso extra por parte de la asistencia gubernamental o la pertenencia a algún tipo de seguro social.
⦁ ¿Qué estamos haciendo como Iglesia?
Por parte de la acción eclesial no en todas las parroquias está marcada la presencia de la Pastoral de la salud, solo hay grupos en la Parroquias que pertenecen a la ciudad de San Andrés como lo es Catedral, Santa Rosa de Lima, Nuestra señora de Guadalupe y San José en Sihuapan. La mayor parte de atención a este sector es por los Ministros Extraordinarios de la Comunión que en su mayoría solo se encargan de la parte sacramental. No sin olvidar las múltiples iniciativas de muchos otros grupos de Pastoral Social que se unen a la atención de este gran sector vulnerable acompañándolos con oración y el compartir de sus bienes, además de ello no podemos olvidar la atención pastoral realizada por los Ministros Ordenados que impulsan esta pastoral, la enriquecen y motivan con la administración del Sacramento de la Unción, si bien son muchas las acciones que se realizan, hace falta una acción organizada y complementaria entre las partes espiritual y de servicio.
Hemos contabilizado a las personas que son atendidas parroquialmente por la Pastoral de la Salud y Ministros Extraordinarios y estos son 525 personas, si bien no parece un numero alarmante en relación a la población total del municipio de San Andrés Tuxtla, si hubiera que destacar que la misma encuesta y el sentir de los agentes de pastoral mencionan que faltan muchos por atender,
unido a que la atención en su totalidad es realizada únicamente a personas que profesan nuestra misma fe. Otro factor central es la atención únicamente a personas que no pueden tener asistencia a las actividades litúrgicas y la limitación que se tiene únicamente a las personas que están enfermas físicamente y con la posibilidad de recibir los sacramentos.
El trabajo de la Pastoral de la Salud se ha enfocado especialmente al acompañamiento, atención y ayuda a los enfermos, pero se han olvidado de algunas otras tareas importantes en la pastoral como lo es la concientización y promoción de la vida saludable unido a el cuidado psicológico y espiritual de las personas. Un punto muy valioso que destacar es la disponibilidad que se tiene a la atención en hospitales y centros de salud, pero de igual manera sigue haciendo falta un proceso organizado y ordenado para su atención.
⦁ ¿Se entiende el fundamento de la pastoral?
Este espacio no lo ocuparé para hablar sobre la teología y el ser y quehacer de la pastoral, esto lo haremos en el siguiente capítulo, sino para mencionar, lo obtenido en la encuesta en correspondencia al porqué de la acción pastoral en el área de la salud.
Es de admirar la precisa comprensión que se tiene de la persona de Jesús en consonancia al valor que tiene por los enfermos y la dignidad de los alejados y más necesitados. Si bien, no todos son capaces de expresar con claridad que significa la opción preferencial por los pobres, son completamente conscientes que es una necesidad indudable dentro de la Iglesia y una prioridad en la acción de Jesús. Pero sobre todo que es un punto medular con relación al alejamiento de muchos hermanos y punto de atracción para muchos más que ven en la acción social el cumplimiento de lo que el mismo Cristo ha predicado.
Respecto al conocimiento del Plan Diocesano de Pastoral de la salud se puede decir que solo es conocido por aquellos que forman parte de tal grupo, como hemos mencionado la mayoría de las parroquias cuentan con acciones sociales con respecto a los enfermos y necesitados, pero son realizados de modo aislado y con una organización únicamente parroquial.
Con todo lo anteriormente descrito quisiera resumirlo mencionando las palabras del Papa Francisco que nos dice:
«El mundo sólo puede mejorar si la atención primaria está dirigida a la persona, si la promoción de la persona es integral, en todas sus dimensiones, incluida la espiritual; si no se abandona a nadie, comprendidos los pobres, los enfermos, los presos, los necesitados, los forasteros (cf. Mt 25,31-46); si somos capaces de pasar de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y de la acogida»30.
Conclusión
Primero, hemos visto la necesidad de que como Iglesia diocesana estamos llamados a seguir el mandato de Cristo en la Evangelización, no entendida únicamente como la predicación del Evangelio, sino más bien como algo vital para la vida del cristiano. Es ahí, donde la Pastoral de la Salud se presenta como un campo favorable para llevar a cabo esta tarea.
Terminamos diciendo la perspectiva-visión que los agentes de pastoral de la Foranía de “San Andrés Apóstol” tienen de la Pastoral de la Salud:
⦁ que esta pastoral está limitada únicamente a los enfermos que están imposibilitados físicamente o padecen una enfermedad crónico- degenerativa;
⦁ solo se toman en cuenta a los enfermos católicos;
⦁ no hay en todas las parroquias, pero se tiene claro que la atención siempre es a los más necesitados, y;
⦁ es necesario crecer/cambiar/modificar/impulsar….
30 FRANCISCO, Mensaje para la jornada mundial del Emigrante y refugiado 2014, https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/migration/documents/papafrancesco20130805world- migrants-day.html 13.12.23
CAPITULO II: JUZGAR
La acción evangelizadora de Jesús, no solo se limita a la parte profética y celebrativa, sino que aterriza en acciones concretas de caridad; es decir pone en práctica lo que el mismo predica. Es por ello que al ser un maestro y un amigo no puede pasar por alto que sus discípulos se mantengan en la sola escucha, sino que realicen lo que ellos mismos han visto y muestren las maravillas que Jesucristo ha realizado en su presencia. Por lo cuál es el mismo Cristo quien los envía a predicar y curar.
De este envío y acción que Jesucristo y sus discípulos realizan, es de donde la Iglesia, toma la tarea y el mandato de continuar la acción pastoral de Jesús. Lo que en las palabras del padre Merlos será:
La presencia de la Iglesia que, pretende proclamar el Evangelio de la esperanza en el mundo de la enfermedad, ha de inspirarse necesariamente en la práctica paradigmática de Jesús, desentrañado en ella no sólo las relaciones y los contenidos, sino también las actitudes y las pedagogías de cara a la diversidad de enfermos con que se encuentra. La tradición de la Iglesia, desde sus inicios, asimiló profundamente que el anuncio del Evangelio implicaba estar presente en el mundo del dolor físico, a la manera de Jesús, creando instituciones para preservar la vida de los disminuidos por la enfermedad31.
A continuación, ofrecemos un desarrollo bíblico-teológico sobre el fundamento de la Pastoral de la Salud, para que, conociendo sus raíces, se vea como la Iglesia es continuadora de este mandato aún vigente en nuestros días, y de esta manera comprometernos con ella, pues como diremos más adelante, la Pastoral de la Salud no son unos cuantos, sino, todos.
⦁ Los enfermos, campo privilegiado de la acción de Jesús.
Jesucristo, es el anuncio y el ofrecimiento de la salvación de Dios bajo la forma de salud, así lo vemos a lo largo de todo su ministerio y vida pública. Este es un dato fundamental que determina toda su acción evangelizadora y del
31 Francisco MERLOS, Teología Contemporánea del Ministerio Pastoral, Palabra, México, 2010, 621.
que por supuesto, ha de arrancar nuestra reflexión.32 Su acción que resumida en la memoria de la primera comunidad de esta manera: «Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hch 10,38). Su presencia, el mensaje que anuncia y los gestos que realiza, están orientados a promover vida y salud. Esta labor taumatúrgica no es algo secundario sino es el rasgo que mejor caracteriza al Enviado de Dios. Cuando el Bautista pregunta por el Cristo, sólo recibe esta respuesta: «Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Noticia» (Mt. 11,5).
Las curaciones que Jesús opera a nivel físico, psicológico y espiritual, son el símbolo más expresivo, sin embargo, no hemos de pensar sólo en las curaciones, pues, toda la actividad de Jesús promueve la salud integral: su condena de los mecanismos inhumanos, discriminatorios y destructivos de la sociedad judía, su resistencia y rebeldía contra tantos comportamientos patológicos de raíz religiosa, su lucha por crear una convivencia más solidaria y fraterna, su ofrecimiento del perdón reconciliador de Dios que libera a las gentes de la culpabilidad y la ruptura interior, su ternura hacia los maltratados por la vida o la sociedad, su ayuda para recuperar un corazón más limpio y atento al Espíritu de Dios, su llamada a liberarse del miedo y la inseguridad para vivir desde una confianza absoluta en el Padre, son ejemplo de esto.33
Por otro lado, las tradiciones evangélicas nos describen a Jesús como alguien que pone en marcha un profundo proceso de sanación tanto individual como social: «El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvarlo que estaba perdido» (Lc 19,10). Por eso, el cuarto evangelio entiende toda la praxis de Jesús como «biofilia», creación de vida: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn. 10, 10).34
32 Cfr. José FERNÁNDEZ, El enfermo en la vida de la Iglesia, Sígueme, México, 2000, 26. 33Cfr. José Antonio PAGOLA, Acercamiento a la experiencia de la salud en Jesús, Asociación de profesionales sanitarios cristianos, PPC, Madrid, 2015, p. 34
34 SALERE, Pastoral de la Salud, CELAM, Colombia, 1999, 67.
Esta «terapia mesiánica» la presenta Jesús como revelación y encarnación de la salvación que Dios ofrece al ser humano: «Si yo expulso los demonios por el Espíritu (Lc 11,20 = “por el dedo”) de Dios, es que el Reino de Dios está llegando a vosotros» (Mt 12,28). La salud que Jesús genera no es sólo una curación de carácter médico sino una acción sanadora integral que revela a Dios como «Amigo de la vida» (Sab. 11,26) y «Sanador» (Ex. 15,26). Por eso, la sanación como proceso creativo de recuperación de vida, crecimiento integral de la persona, victoria sobre las fuerzas del mal es una experiencia privilegiada de la salvación de Dios: «No necesitan médico los sanos sino los que están mal. Yo no he venido a llamar a la conversión a justos sino a pecadores» (Lc 5, 31- 32 = Mc 2, 17 y Mt 9, 12-13). Convertirse a Dios, acoger el Evangelio de Jesucristo, entrar en el Reino, es ponerse en camino hacia una verdadera salud; iniciar la sanación de nuestro ser, entrando por una vía que conduce al despliegue y maduración de la persona.35
⦁ Su misión
Cristo, no separa nunca «proclamación del Reino» y «acción sanadora». Al contrario, son dos componentes que integran el contenido de su única acción evangelizadora. Estos aparecen siempre en estrecha conexión en su actuar:
«Recorría toda Galilea ... proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando toda enfermedad y dolencia en el pueblo» (Mt 4,23; 9,35, Lc 6,18, etc.). Por eso, al confiar a sus discípulos la misión de anunciar el Reino de Dios, Jesús les invita a promover la sanación como horizonte, cauce y contenido significativo de la acción evangelizadora. Así lo formula Lucas: «Si entráis en un pueblo, y os acogen, comed lo que os pongan; curad a los enfermos que haya en él, y decid: El Reino de Dios está cerca de vosotros» (Lc 10,8-9). Esta es siempre la tarea: entrar en la sociedad, sanar lo que hay en ella de enfermo y, desde esa acción sanadora, proclamar a un Dios Salvador. Anuncio misionero y tarea
35 Cfr. F. ÁLVAREZ, El evangelio de la salud, San Pablo, Madrid ,1999, 56
sanadora son parte de una misma dinámica que ha de abrir camino al Reinado de Dios entre los hombres.
Promover el Reino exige y lleva consigo la tarea de liberar al ser humano de las fuerzas del mal potenciando una vida sana y saludable. «Los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar» (Lc 9,2). «Y proclamad que el Reino de Dios está cerca. Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis, dadlo gratis» (Mt 10, 7-8). «Una comunidad cristiana fiel a Jesús no puede proclamar la salvación de Dios descuidando la tarea sanadora».36
⦁ El modelo de salud en Jesús
La salud que Jesús aporta no aparece vinculada a los santuarios, como en el caso de los relatos helénicos o estructura sanitaria alguna. No es fruto de una dinámica de carácter técnico-profesional. No se entiende tampoco como una actividad de tipo mágico. Su valor se nos revela en relación con el Reino de Dios y el señorío de la vida que estamos llamados a proclamar e instaurar.
Jesús no viene a suplantar los diferentes esfuerzos de la humanidad por lograr una mejor salud, sino a revelar la dimensión más profunda de la acción sanadora y a promover un hombre nuevo, de vida auténticamente sana.37 Sin pretender un desarrollo exhaustivo, señalaremos algunos rasgos de esta salud:
⦁ Salud integral
La salud que Jesús promueve no consiste sólo en una mejoría física. Su acción sanadora va más allá de hacer retroceder una enfermedad o eliminar un problema orgánico. Jesús busca la sanación integral de la persona, reconstruir enteramente al enfermo, hacer emerger un hombre más sano. Juan nos dice explícitamente que el hombre que ha sido curado por Jesús ha sido sanado enteramente (di la salud a un “hombre” = Jn 7, 23).
36 José Antonio PAGOLA, Acercamiento a la experiencia de la salud en Jesús, Asociación de profesionales sanitarios cristianos, PPC, Madrid, 2015, 42
37 León DUFOUR, Diccionario Bíblico, Los milagros de Jesús, BAC, Madrid, 1979, 351-352.
La salud que Jesús suscita no es fruto de un tratamiento médico dirigido a eliminar una enfermedad, sino que remite a una sanación más profunda y total. Recordemos el uso indistinto que hace Lucas del término “sozein” que significa al mismo tiempo curar y salvar (7, 50; 17, 19; 19, 10; Mc 16, 31). Jesús cura salvando a la persona y salva a la persona curando.38
⦁ Salud liberadora
Jesús entiende la salud como liberación. Para Él, sanar es liberar la vida encadenada por el mal. Desbloquear lo que impide el despliegue sano de la persona. Así dice a la mujer atada por Satanás durante dieciocho años «Mujer, quedas libre de tu enfermedad» (Lc 13, 12).
La sanación verdadera libera a la persona, la conduce a una apropiación más plena de su cuerpo y a un señorío más profundo de la propia existencia. Esto es lo que subraya de manera admirable Marcos al narrar las expulsiones de demonios que Jesús realiza (Mc 1, 23-28; 5, 1-20; 9, 17-29). No hemos de ignorar esta perspectiva sanadora de Jesús de todo lo que oprime y esclaviza el verdadero ser del hombre. Así nos dice el cuarto evangelio en una especie de síntesis: «Si os mantenéis fieles a mi Palabra seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8, 31).39
Jesús promueve la salud como integración de la persona. Sanar es liberar de la dispersión, de la fragmentación, de la división interior, de todo lo que es “diabólico” (“diabolos” = “el que separa”). La salud es crecimiento hacia la armonía, la unificación, la reconciliación con el propio ser y con la vida. Jesús pone “shalom” en la vida de las personas, es decir: paz, bendición, perdón, armonía, confianza ante el futuro.
38 Cfr. José Antonio PAGOLA, Jesús y los enfermos desasistidos y necesitados, LABOR HOSPITALARIA n. 208, España, 1988, 132-134.
39 José REDRADO, Pastoral de Enfermos en el hospital y en la Parroquia, SELARE, España, 1982, 12
⦁ Salud ofrecida a los más débiles
La enfermedad no respeta a nadie. Ricos y pobres se ven afectados por el mal. Pero los evangelios nos presentan a Jesús ofreciendo la salud a los más débiles e indefensos, los excluidos de la convivencia social por su alto riesgo, los marginados de la sociedad. Los evangelios aluden al elevado coste de los médicos (Mc 5, 26) a los que ciertamente los enfermos pobres no pueden acudir.
Aunque Jesús no niega su acción sanadora a personas acomodadas como el centurión de Cafarnaúm (Mt 8, 5-13 = Lc 7, 1-10) o Jairo, el jefe de la Sinagoga (Mt 9, 18-26 y par.), los evangelistas subrayan que se acerca preferentemente a los más desvalidos y sin recursos, personas que no tienen quién se ocupe de ellos (Jn 5, 7), enfermos que experimentan su mal como algo insoluble en aquella sociedad. Es significativo que los sinópticos no empleen el verbo “therapeúo" en su sentido original que es “servir a alguien más poderoso”. En los evangelios este término significa exclusivamente curar y se emplea continuamente para expresar la acción sanadora de Jesús a los más pobres. La sanación que Jesús opera no es pues un servicio terapéutico en favor de los poderosos y privilegiados, sino amor entrañable a los últimos.40
⦁ La Iglesia Continuadora de las Palabras y los Gestos de su Maestro
Al confiar a sus discípulos la misión de anunciar el Reino de Dios, Jesús les habla explícitamente de la acción sanadora como contenido esencial de la evangelización. Así lo formula Lucas: «cuando entréis en una ciudad, curad a los enfermos que haya en ella y decid: Ya os llega el Reino de Dios» (Lc 10, 8- 9). Esta es siempre la tarea: entrar en la sociedad, curar lo que hay en ella y, proclamar a los hombres que está llegando Dios a sus vidas.
Proclamar y promover el Reinado de Dios en medio de los hombres exige y lleva consigo la tarea de potenciar la vida y liberar al hombre de las fuerzas del mal. La opción por la vida, la de un ser humano más sano, no es un programa
40 Cfr. José Antonio PAGOLA, Jesús y los enfermos desasistidos y necesitados, LABOR HOSPITALARIA n. 208, España, 1988, 136.
que los seguidores de Jesús pueden secundar con más o menos entusiasmo. Es contenido esencial del acto evangelizador: «Id proclamando que el Reino de Dios está cerca. Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis, dadlo gratis» (Mt 10, 7-8).
La comunidad eclesial por tanto no ha de olvidar, que la sanación es contenido esencial de su misión. Una Iglesia fiel a Jesús no puede proclamar la salvación descuidando su tarea sanadora como a menudo sucede B. Häring menciona que: «La teología ha dejado bastante de lado el tema de la salud. Lo ha descuidado en la cristología, soteriología, en la eclesiología y, sobre todo, en la teología de la proclamación de la salvación»41.
Por otro lado, el padre Merlos desde el ámbito pastoral menciona que:
«Esta opción pastoral ha existido desde siempre en la Iglesia, que se preocupó por los enfermos y desvalidos, siguiendo la práctica de Jesús. Sin embargo, esta Pastoral es relativamente reciente, como acción sistemática, racionalizada y orgánica, apoyada sobre todo en las modernas ciencias de la salud»42 bajo estas perspectivas solo nos queda mencionar que es necesario una verdadera acción pastoral iluminada por una auténtica teología de la salud, esto unido intrínsecamente a una acción orgánica y sistematizada en la acción social de la Iglesia.
⦁ Pastoral de la Salud
Como hemos venido observando en este segundo capítulo, tenemos una impronta muy particular dentro del mensaje de Jesús, este es un mensaje de salvación unido a una acción precisa de anuncio, liberación, caridad y con ello la salud a los enfermos y oprimidos. Jesús nos ha dejado el mensaje, incluso el ejemplo y el modo de actuar, es la Iglesia quien continúa haciendo presente este mismo mensaje de salvación.
41 Bernard HARING, La fe fuente de salud, Herder, Madrid, 1986, 55.
42 Francisco MERLOS, Teología Contemporánea del Ministerio Pastoral, Palabra, México, 2010, 621.
Si bien la acción de Cristo es una, en el proceso cognoscitivo y pastoral se ha comprendido en tres dimensiones: profética, litúrgica y social. O como lo expresa Benedicto XVI «La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de Dios (kerygma-martyria), celebración de los Sacramentos (leiturgia) y servicio de la caridad (diakonia)»43 Las tres dimensiones son fundamentales en la vida práctica de la Iglesia, pero, debido al tema que estamos abordando, es necesario definir qué es la pastoral social, puesto que es en esta dimensión en la que está inmersa la Pastoral de la salud.
La Pastoral social se define según nuestro IV plan diocesano de pastoral como: «la acción orgánica de todos los fieles en virtud del sacramento del Bautismo, por la que hacen presente la verdad, la justicia y la caridad evangélica en todas las estructuras sociales y niveles de la Iglesia para la edificación del Reino de Dios en nuestra realidad histórica».44
De esta definición podemos reconocer cómo la Iglesia obedece y pone en práctica el mandato de Jesús, subrayando esta acción no como único compromiso de los ordenados, sino de todos los fieles para la edificación del reino de Dios en toda la sociedad, o como Aparecida dirá:
La Iglesia tiene, como misión propia y específica, comunicar la vida de Jesucristo a todas las personas, anunciando la Palabra, administrando los Sacramentos y practicando la caridad. Es oportuno recordar que el amor se muestra en las obras más que en las palabras […] discípulos misioneros de Jesucristo tenemos la tarea prioritaria de dar testimonio del amor a Dios y al prójimo con obras concretas. Decía san Alberto Hurtado: “En nuestras obras, nuestro pueblo sabe que comprendemos su dolor”.45
O como el mismo Concilio Vaticano II menciona: la caridad cristiana se extiende a todos sin distinción de raza, condición social o religión; no espera lucro o agradecimiento alguno; pues como Dios nos amó con amor gratuito, así los fieles han de vivir preocupados por el hombre mismo,
43 BENEDICTO XVI, Encíclica Deus Caritas Est, 25 dic. 2005, n.25.
44 DIÓCESIS DE SAN ANDRÉS TUXTLA, IV Plan diocesano de pastoral, 119.
45 V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y el caribe, Documento de Aparecida, CEM, 2008,
n. 386.
amándolo con el mismo sentimiento con que Dios lo buscó. Pues como Cristo recorría las ciudades y las aldeas curando todos los males y enfermedades, en prueba de la llegada del Reino de Dios, así la Iglesia se une, por medio de sus hijos, a los hombres de cualquier condición, pero especialmente con los pobres y los afligidos, y a ellos se consagra gozosa.46
Hoy la Iglesia debe predicar el mismo mensaje y realizar los mismos gestos de Jesús; ella es continuadora y custodia de la obra de salvación y es la Iglesia, con su Pastoral Social, la que debe dar acogida y acompañar a las personas excluidas en los ámbitos que correspondan.47 Por lo tanto, la Pastoral de la Salud es parte de la Pastoral Social, y tiene la tarea de continuar la acción evangelizadora ya que comparte el cuidado, la promoción y la integración de los más necesitados. Por ello, la comunidad cristiana debe ser la gran servidora de los enfermos; debe encarnar el mensaje de la misericordia y reavivar, desarrollar y hacer crecer el carisma del servicio. Allí donde nadie va, ella debe suplir este vacío. Donde alguien sufre, ella debe ofrecer su colaboración en el campo de la salud como signo de su presencia junto al enfermo. Y siempre será deber suyo realizar su específica misión pastoral; porque la Iglesia, continuadora de Jesús, debe decir una palabra, hacer un gesto con todos, pero, sobre todo, entre los débiles, los viejos y los enfermos.48
Ahora bien, ¿qué es entonces la Pastoral de la salud? Según las Directrices para la Pastoral de la Salud en México, se puede definir como: «la presencia y la acción de la Iglesia para llevar la luz y la gracia del Señor Resucitado a los que sufren y a los que los cuidan y para fomentar una cultura de la vida y la salud».49 Con esta definición podemos encontrar cuatro aspectos fundamentales que nos ayudarán a comprender mejor el ser y quehacer de esta pastoral, pero sobre todo mostrarán de un modo conciso que es lo que la pastoral invita a realizar y a quien está dirigido.
46 Concilio Ecuménico Vaticano II - Decretó Ad Gentes, Palabra, México, 2014, n.12.
47 Cfr. V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y el caribe, Documento de Aparecida, CEM, 2008, n. 402.
48Cfr. José REDRADO, Pastoral de Enfermos en el hospital y la Parroquia, SALERE, España, 1982, 12.
49 Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 32.
⦁ Presencia y acción de la Iglesia: con esto se quiere presentar el ser de la pastoral en la cual el agente de pastoral hace presente a la Iglesia en cada una de las acciones que realiza en su nombre desde el acompañamiento, la oración, la caridad o incluso la única pretensión con el necesitado y con aquel que lo atiende.
⦁ Llevar la luz y la gracia del Señor Resucitado: es el objetivo de la pastoral, esta no tiene otra finalidad que la de hacer presente a Jesucristo o en letras de Evangeli Nuntiandi «La Buena Nueva debe ser proclamada en primer lugar, mediante el testimonio. A través de este testimonio sin palabras, estos cristianos hacen plantearse, a quienes contemplan su vida, interrogantes irresistibles: ¿Por qué son así? ¿Por qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira? ¿Por qué están con nosotros?»50
⦁ Los que sufren: estos son los destinatarios de la pastoral, que no solo se compone por el enfermo, sino por el que lo atiende e incluso los profesionales de la salud y los voluntarios en el cuidado de los enfermos, estos serán todos aquellos que ofrecen su tiempo, energía y cuidado.
⦁ Fomentar una cultura de la vida y la salud: con esto se nos plantea la urgencia
de instaurar una verdadera cultura donde se promueva y ame la salud y la vida.
Con esto podemos darnos cuenta que la expresión Pastoral de la salud adquiere una definición propia, no es una pastoral dirigida únicamente a los enfermos o a sus cuidadores, sino a toda la comunidad. De modo que ya no hablamos de pastoral de enfermos sino de pastoral de la salud en sus tres dimensiones: solidaria, comunitaria y político-institucional, porque la acción de la Iglesia debe llegar a la realidad total de la persona, donde ésta vive y actúa, y no únicamente a la situación de enfermedad. 51
50 PABLO VI, Exportación Apostólica post-sinodal Evangelii Nuntiandi, 8 dic. 1975, n. 21.
51 Discípulos y misioneros en el mundo de la salud, Guía para la Pastoral de la Salud en América Latina y El Caribe, CELAM, Bogotá, 2010, n. 5.
⦁ Dimensiones de la Pastoral de la Salud
Así como cada una de las pastorales tienen sus dimensiones y con ello sus tareas, la Pastoral de la Salud no es la excepción y a pesar de que el documento del CELAM ya antes citado menciona las dimensiones en las cuales se desarrolla esta pastoral (solidaria, comunitaria y político-institucional) las Directrices para la Pastoral de la Salud en México prefieren usar las tres dimensiones del Anuncio, la Celebración y la Fraternidad-Solidaridad, siguiendo el esquema de la encíclica de Benedicto XVI Dios es amor.52 Para poder tener una mejor comprensión de estas dimensiones, presento cada una de ellas, si bien a un nos encontramos en el marco teórico, ya desde ahora descubrimos hacia a donde desemboca la pastoral.
⦁ Anuncio
La Pastoral de la Salud tiene como una tarea primordial el anuncio del Reino: «se pondrá énfasis en el anuncio del sentido cristiano del sufrimiento humano, en los temas candentes de la bioética contemporánea, en el anuncio de los valores del Reino retomados por la Doctrina Social de la Iglesia: servicio, compromiso social, solidaridad, subsidiariedad, valor del cuidado de la salud, promoción de una cultura de la vida y la salud»53.
Es una preocupación contante y reiterada la prioridad de la evangelización. En la Pastoral de la Salud se nota una distancia o fractura entre el Evangelio y la cultura de la salud, por lo que se destaca la prioridad de la evangelización y de la catequesis para sanar o reducir la fractura entre el Evangelio y la cultura, para presentar correctamente el punto de vista cristiano sobre el dolor, la muerte, la salud, y el sentido del servicio hacia quien sufre54.
Como actividades propuestas para la disminución entre la brecha anuncio- cultura de la salud, la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud, propone:
52 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 33
53 Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 34.
54 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 37.
⦁ Denuncia de las injusticias: Es necesario sensibilizar a la sociedad y a la Iglesia sobre la realidad del sufrimiento, denunciando la marginación de los enfermos, discapacitados y ancianos, de manera especial frente a las enfermedades con características distintas: VIH-SIDA, drogadicción, alcoholismo, tabaquismo y salud mental, crónico-degenerativas, accidentes.55
⦁ Fomento de la salud y prevención: Otro desafío es favorecer el auto-cuidado, la promoción y la educación en salud, actuando de manera preferencial en el campo de la cultura de la prevención de las enfermedades y el fomento de estilos de vida más saludables, con proyectos impregnados por los valores de la justicia, equidad y solidaridad.56
⦁ Los aspectos políticos y administrativos: La Iglesia puede hacer una valiosa obra de concientización de las comunidades y los actores políticos sobre el derecho a la salud y el deber de luchar por condiciones de vida más humanas.57
⦁ Las formas de medicina alternativa y natural: Parece oportuno rescatar y valorar la sabiduría y la religiosidad popular relacionadas con la utilización de los dones de la naturaleza y la conservación del medio ambiente.58
⦁ Los estilos de vida: Educar sobre el nuevo concepto de salud como calidad de vida y estilos de vida saludables es otra prioridad: reflexionar, a la luz de la fe cristiana y de la persona de Jesús, sobre la realidad de la salud y de la enfermedad, así como las implicaciones de la ciencia, la tecnología y la bioética; considerar el acceso a los servicios de salud como un derecho fundamental del ser humano, estrechamente vinculado a la solidaridad y a la equidad.59
⦁ Promoción de la Doctrina Social de la Iglesia: Se trata de alentar el estudio y llevar a la práctica la Doctrina Social de la Iglesia, es decir, el conjunto de las reflexiones que el Magisterio de la Iglesia ha ido desarrollando en el último
55 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 38.
56 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 39.
57 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 40.
58 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 41.
59 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 42.
siglo sobre los aspectos sociales, laborales, políticos y económicos, a la luz de la Sagrada Escritura, por lo que se refiere al mundo de la salud.60
⦁ Celebración
Después de abordar la dimensión del anuncio es necesario introducirnos a la parte litúrgico-sacramental ya que la evangelización no es exclusivamente un acto verbal o practico-social, sino que tiene además una íntima relación con la parte sacramental, tal como lo atestigua la Evenagelii Nuntiandi «La evangelización despliega de este modo toda su riqueza cuando realiza la unión más íntima, o mejor, una intercomunicación jamás interrumpida, entre la Palabra y los sacramentos»61. Sin duda alguna es inexplicable pensar en el solo anuncio o la pura caridad sin recurrir a la fuente de la vida.
Por lo tanto, las Directrices dirán «El anuncio lleva, por una secuencia y lógica intrínseca, a la celebración: el Cristo anunciado lo celebramos, saboreamos y nos fortalecemos con su presencia, nos vamos haciendo más semejantes a Él»62.
Del mismo modo en que se nos proponen actividades para el anuncio de esta
pastoral, también los obispos, proponen lo siguiente:
Los Sacramentos y su celebración fecunda63
Si bien no es tarea nuestra formular o plantear una definición formal de sacramentos, las Directrices presentan la importancia y el lugar que debe de tener en la atención de los enfermos. «Los Sacramentos son gestos simbólicos: manifiestan en los lugares de salud o en los hogares de los enfermos la continuidad del amor de Dios hacia su pueblo, en momentos particularmente difíciles de la vida. En los ambientes de la salud se celebran en particular tres sacramentos: Reconciliación, Eucaristía, Unción de los Enfermos».
60 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 44.
61 PABLO VI, Exhortación Apostólica post-sinodal Evangelii Nuntiandi, 8 dic. 1975, n.21.
62 Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, p.28
63 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 56-60.
⦁ Reconciliación: Este sacramento libera al enfermo de los pecados y lo pone receptivo a unir sus sufrimientos a la pasión de Cristo.
⦁ Eucaristía: Participando de la celebración eucarística o nutriéndose del Cuerpo de Cristo llevado a los hospitales, o recibiendo la comunión bajo la forma de Viático, el enfermo es fortalecido y dotado de la prenda de la resurrección. La Eucaristía, memorial del sacrificio de Jesucristo, nos introduce en la dinámica de Quien da su vida por amor.
⦁ Unción de los enfermos: Es la forma propia y más típica de la atención del Cristo total (de Cristo y de la Iglesia) hacia la difícil y fundamental experiencia humana del sufrimiento.
Para una verdadera celebración fecunda los sacramentos se van colocando al interior de un camino de fe, no puede ser acogido como un acto aislado de la vida del bautizado; esto especialmente para ir depurando los sacramentos de interpretaciones o expectativas supersticiosas. Es necesario además tener presente algunos pequeños factores que contribuyen a hacer significativa la celebración de los sacramentos en las familias y en las instituciones de la salud: las condiciones ambientales favorables, la relación serena entre el enfermo y cuantos le asisten, la participación de los familiares, de los operadores de la salud y de los voluntarios, la selección de textos litúrgicos apropiados y de reflexiones aptas a la situación vivida del enfermo.
Sacramentales64
No se debe, en fin, olvidar otros actos de culto: ejercicios piadosos (el santo rosario individual y en comunidad, el Vía Crucis, etc.) y todos aquellos gestos, bendiciones, oraciones, que se llaman sacramentales. Estos y otros ritos y ejercicios piadosos ponen al fiel en la actitud de la súplica, para que su existencia sea animada del Espíritu de la Resurrección y pueda orientarse a la plenitud sacramental de la Eucaristía.
64 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 52.
Días Particulares65
A lo largo del año tiene lugar la celebración de algunas jornadas particulares: del enfermo, del médico, de la enfermera, del SIDA, del anciano, de la vida, del voluntario, etc. Además se pueden celebrar con especial esmero las fechas significativas del año litúrgico y diversos santos. Estas fiestas pueden ser ocasiones propicias de evangelización y de solidaridad para enfermos, sus familiares, profesionales y la entera comunidad eclesial y civil. En estas celebraciones se puede manifestar el “protagonismo” de los enfermos en la obra de evangelización. Gran ejemplo de ello es el 11 de febrero en la que se celebra la Jornada del Enfermo.
La vivencia de la parte celebrativa dentro de la Pastoral de la salud ha de ser fuente de vida y alimento para aquellas personas que sufren, para los que los cuidan e incluso para los agentes de pastoral que los atienden, además de ser signos de la misericordia y amor de Dios.
⦁ Fraternidad - Solidaridad
Esta dimensión de la Pastoral de la Salud va de la mano con las anteriores, tal y como mencionamos el anuncio sería infecundo sino se logra un verdadero encuentro con Dios, así mismo no podríamos hablar de un verdadero encuentro, sino no hay una puesta en práctica por medio del servicio y la caridad a los hermanos, a ejemplo mismo de las primeras comunidades que después de la experiencia del resucitado ponen todo en común y al servicio de los demás.
El crecimiento de la comunión y fraternidad en la comunidad eclesial es un objetivo de todos, pastores y laicos. Toda actividad de evangelización exige un grupo (la comunidad eclesial) que viva en su interior, en las relaciones interpersonales, la caridad que anuncia, celebra y testimonia hacia el exterior.
Es por lo tanto que la evangelización y el testimonio de la caridad exigen hoy, como primer paso, el crecimiento de una comunidad cristiana que manifieste en
65 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 53.
sí misma, con la vida y las obras, el Evangelio de la caridad y la fraternidad. La fraternidad, antes de definir el "actuar" de la Iglesia, define su "ser" profundo.66
Dentro de la pastoral encontramos dos ámbitos que fundamentan el encuentro con Cristo que invita a la vida nueva: la fraternidad y la solidaridad. Para nuestro cometido, las Directrices para la Pastoral de la Salud, pretende encaminarnos con estos bloques.
El primer bloque de la fraternidad encuentra su fuerza esencial en la comunión en el misterio y la vida de la Iglesia. Esto se debe a que la comunidad es don del Espíritu Santo y reflejo de la Vida Trinitaria. Por eso, la pastoral de la Salud alienta a la verdadera comunidad, involucrándose en los enfermos, en el sentido de pertenencia de los débiles a la vida comunitaria. «De esta manera, la Iglesia es verdadero sujeto creíble de evangelización cuando permanece en comunión»67.
Esta comunión no debe quedarse en lo ideal, sino que deben estar secundados por actitudes y comportamientos fraternos, por ejemplo, la capacidad de comprensión, capacidad de establecer relaciones auténticamente personales, respeto constante de las personas con diferentes ideas y creencias religiosas, lealtad y fidelidad, flexibilidad, amabilidad en el trato, cortesía, disposición a la comunicación y a la colaboración.68
El segundo bloque no puede entenderse sin tener presente la comunión, pues, es precisamente fruto de ésta. La solidaridad y el servicio emanan de la comunión y de la fraternidad.
Ya desde el principio de la iglesia se ha ejercitado en las distintas formas de solidaridad y de servicio: compartir los bienes, colectas de solidaridad, limosnas, caridad individual, obras de misericordia corporales y espirituales, formas de beneficencia y de asistencia, instituciones y obras de promoción social, de educación y de alfabetización.69
66 Silvio MARINELLI, Manual de Pastoral de la Salud, PPC, México, 2015, 119.
67 Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 56
68 Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n. 57
69 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n.58
Es la solidaridad quien favorece todas las iniciativas para que se garantice una asistencia de calidad, la humanización, las relaciones y estructuras pastorales. Tendríamos que decir que la solidaridad cristiana se funda en el mandamiento nuevo dado por el Señor: Ámense como yo los he amado. Queda claro que no es un acto aislado, sino una expresión de entrega hacia los demás por mandato del Señor, de tal manera que, la solidaridad hacia el hombre mide el amor hacia Dios, y lo hace verdadero.70
Uno de los rasgos de esta solidaridad es la humanización, que forma parte de las funciones específicas de la pastoral, pues se trata de favorecer o activar todas las energías para promover una mayor humanización de los ambientes para la salud, convencidos de que cada gesto y proyecto que promuevan la situación del hombre es, por su naturaleza, un gesto de evangelización. Y este es precisamente el íntimo aspecto de la solidaridad: la evangelización. Es ella el camino privilegiado para la evangelización porque su esencia misma es el acompañar a quien viene “tocado” del testimonio del amor, a recorrer el itinerario que conduce del asombro por la solidaridad a la confesión explícita de la fe y a la pertenencia plena a la comunidad71.
Teniendo presente estos dos ámbitos: la comunión y la solidaridad, se entiende lo que Paulo VI, ilustraba «Entre evangelización y promoción humana, desarrollo y liberación, existen efectivamente lazos muy fuertes (…), pues
¿cómo se puede proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la justicia y la paz, el auténtico crecimiento del hombre?»72 Es por eso que, la Pastoral de la salud, establece canales de comunicación y colaboración con las instituciones para el desarrollo pleno del hombre.
⦁ Sujetos y protagonistas concretos de la Pastoral de la salud
Posterior al abordaje Bíblico-Teológico, es necesario presentar quiénes son los destinatarios y los protagonistas concretos de esta Pastoral. Para ello es
70 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n.55
71 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n.61
necesario recurrir una de las frases que Jesús menciona en el Evangelio de Mateo, en la Perícopa titulada (El juicio final) en el que se expresa el modo de cómo podemos ser partícipes del Reino. Dicha frase es: «Estuve enfermo y me visitaron» (Mt 25,36), con esto podemos darnos cuenta de que esta acción no es solo una sugerencia o recomendación para la vida, sino una orden tácita y explícita para la Salvación.
Para obedecer este mandato, como hemos visto anteriormente, tenemos un orden que abarca las tres tareas de la pastoral (anuncio, celebración y caridad), pero esto no puede quedar únicamente planteado, sino que es necesario conocer quiénes son los que pondrán en práctica este planteamiento y quienes son los sujetos receptores de esta pastoral. A continuación, abordaremos a los sujetos (enfermos y familiares) y agentes (Obispo, presbítero y laicos comprometidos) de esta pastoral.
⦁ El Enfermo
El hombre sufriente es sujeto responsable y activo de la obra de la evangelización y salvación y esto compromete a la comunidad cristiana en una pastoral de la salud que se construye en torno al enfermo como protagonista y evangelizador. Tal y como lo atestigua Christi fideles Laici:
A todos y a cada uno se dirige el llamamiento del Señor: también los enfermos son enviados como obreros a su viña. El peso que oprime los miembros del cuerpo y menoscaba la serenidad del alma, lejos de retraerles del trabajar en la viña, los llama a vivir su vocación humana y cristiana y a participar en el crecimiento del Reino de Dios con nuevas modalidades, incluso más valiosas. Uno de los objetivos fundamentales de esta renovada e intensificada acción pastoral es considerar al enfermo, a las personas con diferentes capacidades, al que sufre, no simplemente como término del amor y del servicio de la Iglesia, sino más bien como sujeto activo y responsable de la obra de evangelización y de salvación. Desde este punto de vista, la Iglesia tiene un buen mensaje que hacer resonar dentro de la sociedad y de las culturas que, habiendo perdido el sentido del sufrir humano, silencian cualquier forma de hablar sobre esta dura realidad de la vida.73
73 JUAN PABLO II, Exhortacion Apostólica post-sinodal Christifideles Laici, 30 dic.1988, n. 53 – 54.
Desde esta perspectiva debemos de hacer a un lado la idea de que el enfermo únicamente es un mero receptor de la caridad, alguien a quien se le tiene lastima o compasión, a diferencia de ello de ello debemos de contemplarlos como verdaderos evangelizadores en nuestra sociedad. «De este modo los que sufren no son solo objeto de la bondad y del servicio pastoral de los sanos, sino protagonistas. Los agentes de pastoral tienen que hacer todo lo posible para que los enfermos se sientan parte viva de la comunidad y puedan enriquecerla con sus propios dones y carismas»74.
⦁ La familia del enfermo
La familia ocupa el lugar primario en la humanización de la persona y de la sociedad. Está llamada a ser una comunidad de fe, esperanza y caridad, una comunidad de salud: a educar para vivir en salud, a promover la salud de sus miembros y de su entorno.75
Los familiares son los primeros llamados a ser testigos de la fe, ayudando a los enfermos a vivir su condición con un espíritu de confianza en el Señor. Un papel indispensable es el de la oración por sus seres queridos enfermos, ancianos limitados, familiares con capacidades diferentes; la oración es la primera y más fecunda modalidad de solidaridad.
La Iglesia, responsable de la Pastoral de la Salud
El mandamiento supremo en la ley es amar a Dios de todo corazón y al prójimo como a sí mismo (cf. Mt, 22, 27-40). Ahora bien, Cristo hizo suyo este mandamiento de caridad para con el prójimo y lo enriqueció con un nuevo sentido, al querer hacerse Él un mismo objeto de la caridad con los hermanos, diciendo: «Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis» (Mt, 25, 40). Él, pues, tomando la naturaleza humana, se asoció familiarmente todo el género humano, con una cierta solidaridad sobrenatural, y constituyó la caridad como distintivo de sus discípulos con estas
74 Silvio MARINELLI, Manual de Pastoral de la Salud, PPC, México, 2015, 33.
75 Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n.70.
palabras: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis caridad unos con otros» (Jn, 13, 35).
Como la santa Iglesia en sus principios, reuniendo el ágape de la Cena Eucarística, se manifestaba toda unida en torno de Cristo por el vínculo de la caridad, así en todo tiempo se reconoce siempre por este distintivo de amor, y al paso que se goza con las empresas de otros, reivindica las obras de caridad como deber y derecho suyo, que no puede enajenar. Por lo cual, la misericordia para con los necesitados y enfermos las llamadas obras de caridad y de ayuda mutua para aliviar todas las necesidades humanas son consideradas por la Iglesia con un singular honor76.
Sin embargo, hoy más que nunca, la Iglesia está llamada a ser una luz en medio de las tinieblas, un signo en medio de tanto egoísmo, pero sobre todo una referencia en medio de una sociedad pragmática. Solo de este modo podremos realizar la tarea prescrita por Jesús, descubriendo así la Pastoral de la Salud como la respuesta a las grandes interrogantes de la vida, como son el sufrimiento y la muerte, a la luz de la muerte y resurrección del Señor77.
Agentes de Pastoral de la Salud
Como mencionamos en el punto anterior, la Iglesia, en conjunto, es la responsable de la Pastoral de la Salud, dicho de otra manera, es misión de todos los bautizados, con la peculiaridad de estar coordinados por el Obispo en el nivel diocesano y por el párroco en un nivel local. Destacan entre los agentes de Pastoral de la Salud: los ministros ordenados, religiosos, laicos que, después de una adecuada preparación, reciben un mandato específico por la comunidad eclesial: ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, agentes visitadores, agentes de promoción de la salud y auxiliares de salud.78 Sin duda alguna, es tarea de todo bautizado el servicio a todos los hermanos, pero de modo especial
76 Concilio Ecuménico Vaticano II – Decreto Apostolicam Actuositatem, Palabra, México, 2014, n. 8.
77 Cfr. V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y el caribe, Documento de Aparecida, CEM, 2008, n. 418.
78 Cfr. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, CEPS, México, 2014, n.71.
para aquellos que sufren, por lo cual es necesario tener en cuenta la realidad y las tareas que a cada uno compete.
⦁ Obispos
El Ordinario del lugar, por ser la cabeza y el principal responsable de la salvación de las almas es quien coordina toda la pastoral, por lo tanto, es el responsable y guía de la Pastoral de la salud. «Al obispo corresponde suscitar en su pueblo, sobre todo entre los enfermos y oprimidos por la desgracia, almas que ofrezcan a Dios oraciones y obras de penitencia con generoso corazón por la evangelización del mundo»79.
⦁ Presbíteros
Los sacerdotes, como colaboradores del obispo, son los que coordinan la pastoral en cada una de las parroquias, teniendo presente las dimensiones de esta, pero sobre todo, el cuidado de las personas a él encomendadas, con singular predilección por los enfermos, tal como lo muestra la Presbiterorum Ordinis: «Pero si es cierto que los presbíteros se deben a todos, de modo particular, sin embargo, se les encomiendan los pobres y los más débiles... Tengan la mayor solicitud por los enfermos y moribundos, visitándolos y confortándolos en el Señor»80. Y continúa más adelante: «Llenados de espíritu fraterno, no olviden los presbíteros la hospitalidad, cultiven la beneficencia y comunión de bienes, solícitos señaladamente de los enfermos, afligidos, cargados en exceso de trabajos, solitarios, desterrados de su patria, así como de quienes son víctimas de la persecución...»81. De ahí que, después del Obispo, los presbíteros son los primeros responsables de esta pastoral.
⦁ Laicos
Tal como se ha dicho anteriormente, la preocupación y acción del cuidado de los enfermos no es exclusiva de quienes en la Iglesia han recibido la consagración para el ministerio, sino que es campo privilegiado para la labor de
79 Concilio Ecuménico Vaticano II – Decreto Ad Gentes, Palabra, México, 2014, n. 38.
80 Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II – Decreto Presbiterorum Ordinis, Palabra, México, 2014, n. 6.
81 Concilio Ecuménico Vaticano II – Decreto Presbiterorum Ordinis, Palabra, México, 2014, n. 8.
los laicos, tal es la importancia que el Concilio pide a los Obispos que los fieles tengan un lugar para su acción: «Urjan cuidadosamente el deber que tienen los fieles de ejercer el apostolado, cada uno según su condición y aptitud, y recomiéndeles que tomen parte y ayuden en los diversos campos del apostolado seglar, sobre todo en la Acción Católica. Promuevan y favorezcan también las asociaciones que directa o indirectamente buscan el fin sobrenatural, anunciar a todos el Evangelio de Cristo, promover la doctrina cristiana y el incremento del culto público, buscar los fines sociales o realizar obras de piedad y de caridad»82.
Conclusión
La conclusión lógica a la cual podemos llegar después de haber visto el papel y la responsabilidad de cada uno de los miembros de la Iglesia en esta Pastoral es que, a esta labor estamos llamados todos, porque todos, directa o indirectamente, servimos a uno solo: al enfermo. Además, porque la vocación cristiana, por su misma naturaleza es vocación al apostolado; todo el esfuerzo del Cuerpo Místico se llama apostolado, todos sus miembros han de comportarse de forma activa83.
A todos se impone el deber de trabajar para que el mensaje de salvación llegue a todos. La Iglesia reconoce que la labor de la atención a los enfermos no es única del ministro ordenado, ni únicamente el auxilio de los Sacramentos, sino el mostrar el rostro amoroso de Dios, por medio de todos los hermanos. En relación con esto, es necesario poner en claro que la labor del cuidado y atención de los enfermos y necesitados no es únicamente de los consagrados, sino que cada uno, desde sus trincheras, desde su labor propia estamos invitados a responder el encargo que el mismo Cristo nos dejó (Cfr. Lc 9,1).
82 Concilio Ecuménico Vaticano II – Decreto Christus dominus, Palabra, México, 2014, n. 17.
83 Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II – Decreto Apostolicam Actuositatem, Palabra, México, 2014, n. 2
CAPITULO III: ACTUAR
Después de haber planteado en los dos capítulos anteriores, el análisis de la realidad y la iluminación de esta, por medio de la teología de la Pastoral de la Salud y unido a ello la importancia y el deber de la evangelización de todo cristiano y con ello de toda pastoral, es necesario realizar un aterrizaje que intente plantear una acción pastoral. Es por eso que en este capítulo abordaremos tal cuestionante desde la perspectiva del encuentro con el enfermo y el protagonismo que éste puede tener unido a la cultura de la salud como una opción para evangelizar.
⦁ Evangelizar, una tarea de toda la Iglesia
Antes de plantear nuestro proyecto, qué es presentar a la Pastoral de la Salud no solo como una opción caritativa o filantrópica, sino más bien como un medio para la evangelización, es necesario recordar brevemente que significa dicho término. En palabras del Papa Pablo VI, en la carta magna de la evangelización, dice:
Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y ambiente concretos.84
Es decir, todos somos responsables de esta gran labor, sin importar nuestra condición, edad, sexo o ministerio. Por eso, el enfermo, sus familiares y todos aquellos que lo atienden tanto humana como espiritualmente también son agentes de evangelización. Pues como dirá el Catecismo de la Iglesia Católica:
84 PABLO VI, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangelii Nuntiandi, 8 dic. 1975, n.18.
La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con la que los acompaña.85
⦁ Modos de evangelizar
En consonancia con la importancia de la evangelización, y habiendo dejado claro que es labor de todos dicho ministerio, la experiencia muestra que el ejercicio misionero o evangelizador actual responde a diversos modos de promover la experiencia de Dios.
El Nuevo Diccionario de Pastoral de Casiano Floristán en la definición de evangelización nos presenta dos procedimientos evangelizadores. El primero, corresponde a los que buscan dicha experiencia como momento místico, descubriendo la palabra de Dios a través de los salmos y de otros relatos bíblicos, proclamados sobre todo en las celebraciones litúrgicas. Llegando a la convicción de que a Dios se le conoce y experimenta por la Palabra y la liturgia. La vivencia mística se torna entonces en encuentro con la santidad de Dios en la revelación bíblica y la oración personal. El segundo procedimiento se caracteriza por la experiencia de Dios como compromiso ético en la inmanencia de la historia. La vivencia mística se convierte en encuentro con la justicia de Dios, que rechaza la postración de los pobres, los enfermos, los pueblos oprimidos y las razas sojuzgadas. El creyente es consciente de vivir en la ciudad secular, donde el prójimo es hermano desvalido y el pobre es otro Cristo. 86
Esta última concepción de evangelización, es decir, la actitud de compromiso ético, la podemos ver claramente en nuestra sociedad en la cual el modo o la forma de evangelizar es más bien vista como un asistencialismo y como una característica obligatoria del cristiano para con los enfermos, el cual, sino ayuda no está llevando a cabo su misión, sin embargo, Evangelii Nuntiandi
85 Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1509
86 Casiano FLORISTAN, Nuevo Diccionario de Pastoral, Ed. San Pablo, Madrid, 2020, 554-555.
n. 21 reafirma el compromiso que tenemos ante el mundo de ser testigos de la Buena Nueva:
La Buena Nueva debe ser proclamada en primer lugar, mediante el testimonio. Un cristiano o un grupo de cristianos que, dentro de la comunidad humana, manifiestan su capacidad de comprensión y de aceptación, su comunión de vida y de destino con los demás, su solidaridad en los esfuerzos de todos para lograr lo que es noble y bueno. Ellos irradian, además, de manera sencilla y espontánea su fe en los valores que van más allá de los valores corrientes, y su esperanza en algo que no se ve y que ni se atreverían a soñar. A través de este testimonio sin palabras, estos cristianos hacen surgir en el corazón de quienes los ven vivir, preguntas irresistibles: ¿por qué son así? ¿Por qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira? ¿Por qué están en medio de nosotros? Pues bien, tal testimonio constituye ya de por sí una proclamación silenciosa, pero también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva.87
Ahora bien, esto no significa que hay que dejar de lado el propio mensaje de Jesús, sino más bien, hacer lo segundo (testimonio) sin olvidar lo primero (anuncio), «puesto que no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran ida, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y con ello, una orientación decisiva»88. La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deberá ser pues, tarde o temprano, proclamada por la palabra de vida. Por lo tanto, no hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios.89
⦁ Proceso de acompañamiento
En este apartado, abordaré un proceso de acompañamiento inspirado en el modelo de Jesús, el cual sigue estando vigente hasta nuestros días, recordando aquellas palabras que dice la carta a los Hebreos: la palabra de Dios es viva y eficaz (Hb 4, 12). Como punto de partida, veremos como la enseñanza de Jesús no se limita a un mero discurso racional, limitado a la buena predicación y descuidando el cómo, sino que, sin olvidar la importancia del contenido, busca
87 PABLO VI, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangelii Nuntiandi, 8 dic. 1975, n.21.
88 BENEDICTO XVI, Encíclica Deus Caritas Est, 25 dic. 2005, n. 1.
89 PABLO VI, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangelii Nuntiandi, 8 dic. 1975, n.22
los métodos y medios de la evangelización90. Solo para ejemplificar, recordaremos la parábola del Buen Samaritano. Y más adelante, haremos presente el planteamiento del Papa Francisco en la Evangelii Gaudium, así como nuestra propuesta.
⦁ Enseñanza de Jesús
Es necesario recordar que, la vida ministerial de Jesús se desarrolló recorriendo toda Galilea, enseñando y sanando las enfermedades y dolencias de la gente (cfr. Mt 4,23), por eso, en este apartado abordaremos la parábola del Buen Samaritano, que buscará presentar el modelo por excelencia de la acción pastoral, con respecto del prójimo.
El Buen Samaritano (Lc 10, 29-37)
Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».
Es de notar, que nos encontramos con un texto rico en connotaciones teológicas-escriturísticas y su abordaje exegético es muy variado y profundo, a pesar de ello, no trato de abordar la perícopa en este sentido, sino descubrir las actitudes más importantes que podemos imitar. Queda claro que esta parábola es presentada como respuesta a la condición para tener parte en el Reino, y, ésta a su vez, se une muy particularmente con la finalidad de la evangelización: que todos los hombres conozcan a Cristo, se salven y lleguen al conocimiento de la
90 Cfr. PABLO VI, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangelii Nuntiandi, 8 dic. 1975, n. 40.
verdad (Cfr. 1Tm 2, 4-5). De manera esquemática, y destacando los valores que encuentro, la parábola pudiera quedar resumida de la siguiente manera91:
⦁ Llegó donde estaba el hombre
⦁ Lo vio Acercamiento
⦁ Le dio lástima
⦁ Se acercó Compasión
⦁ Le vendó las heridas
⦁ Le echó aceite y vino Curación
⦁ Lo montó en su propia cabalgadura
⦁ Lo llevó a una posada
⦁ Lo cuidó Compromiso
⦁ Pagó al posadero y cuídalo
⦁ Te pagaré más a mi regreso Caridad
⦁ Modelo evangelizador del Papa Francisco
«Fiel al modelo del Maestro, es de vital importancia que hoy la Iglesia salga anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo»92. Después de hacer presente el modelo de Jesús, quisiera retomar la invitación que hizo el Papa Francisco a toda la Iglesia en Evangelii Gaudium. A continuación, describiré las actitudes a las que estamos invitados a desarrollarnos en la acción evangelizadora y de un modo especial en la acción de la Pastoral de la Salud que muestra muy claramente la opción de una Iglesia samaritana que tanto anhela el Papa.
91 REDRADO José, Pastoral de Enfermos en el hospital y en la Parroquia, SELARE, España, 1982, 10.
92 FRANCISCO, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n.23.
PRIMEREAR
Es un neologismo que nos da a conocer el Santo Padre. Quizás no nos resulta fácil al sernos presentado, pero, él mismo nos indica que significa:
La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos93.
Está claro este primer paso del dinamismo de la acción evangelizadora y pastoral. Inspirados por la iniciativa de Dios, los discípulos de Jesús deben tomar también la iniciativa para el encuentro y la realización de la obra evangelizadora con sentido misionero, teniendo especial atención en los más pequeños, necesitados, enfermos y desprotegidos de la sociedad. Como bien nos lo indicará el Documento de Aparecida: «se trata de un cambio, pasar de una pastoral de conservación a una pastoral decididamente misionera: con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera»94.
INVOLUCRARNOS
Una primera consecuencia del primerear es involucrarse. Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas para lavarlos. Pero luego dice a los discípulos: “Serán felices si hacen esto” (Jn 13,17).
La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así “olor a oveja” y éstas escuchan su voz.95
93 FRANCISCO, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n.24.
94 V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y el caribe, Documenro de Aparecida, CEM, 2008,
n. 370.
95 FRANCISCO, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n.24.
Involucrarse es ir al encuentro de todos los seres humanos para presentarle a Dios con su fuerza transformadora. Es darle sentido de encarnación a la acción evangelizadora. Es mediante el contacto personalizado con los hombres y mujeres de nuestras comunidades, en la opción preferencial por los pobres, principalmente de los enfermos, acercarlos desde su realidad a Jesús.
ACOMPAÑAR
La comunidad se debe disponer a “acompañar”. Acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites96.
El mismo Pontífice le da una gran relevancia al acompañamiento:
La Iglesia necesita la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces sea necesario. En este mundo los ministros ordenados y los demás agentes pastorales pueden hacer presente la fragancia cercana de Jesús y su mirada personal. La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos – sacerdotes, religiosos y laicos- en este “arte del acompañamiento”, para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5).97
El acompañamiento no es algo temporal, sino permanente; tampoco hay que verlo aisladamente de los dos primeros pasos: tomar la iniciativa – primerear- e involucrarse, son expresiones primeras del acompañamiento. Este debe ser la acentuación de las consecuencias de aquellos dos. Una acción evangelizadora que no acompañe a los hermanos es solo apariencia. Por eso, tomar la iniciativa e involucrarse con todos, va a suponer acompañarlos siempre y animarlos a dar una respuesta al Señor.
96 FRANCISCO, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n.24.
97 FRANCISCO, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n.169.
Para que el acompañamiento sea efectivo y produzca sus frutos, ciertamente que se requiere de varias cosas: una gran confianza en la ayuda del Espíritu, actuar en nombre del Señor, a cercarse en comunión y fraternidad todos, no improvisar y valerse de los diversos medios de que se dispone para hacerlo real. Y, por otra parte, un gran sentido de «El acompañante sabe reconocer que la situación de cada sujeto ante Dios y su vida en gracia es un misterio que nadie puede conocer plenamente desde afuera”»98.
FRUCTIFICAR
Todo lo antes indicado no se debe quedar en acciones vacías o por compromiso. Se requiere tener la intencionalidad de dar fruto. Así nos lo enseña el Papa Francisco:
Fiel al don del Señor, también sabe «fructificar». La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados. El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora.99
No sólo sembrar la semilla de la Palabra, sino cuidarla, regarla, abonarla, defenderla de la cizaña, madurar su fruto, perseverar hasta conseguir. Esto permitirá vencer dos tentaciones: una la del desaliento, al quizás no ver frutos de manera inmediata; otra, la de pensar que quien siembra sólo debe quedarse con el acto de sembrar.
98 FRANCISCO, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n.172.
99 FRANCISCO, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n.24.
FESTEJAR
El Papa Francisco le da esa connotación particular a la celebración que es conmemoración del evento evangelizador y sus frutos.
La comunidad evangelizadora gozosa siempre sabe «festejar». Celebra y festeja cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. La evangelización gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la liturgia, la cual también es celebración de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo.100
La Liturgia es eminentemente la celebración del hecho salvífico de Jesús, con sus diversas expresiones. La acción evangelizadora debe tener esa cualidad, es decir, recordarnos la Pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor. Por eso, en la atención pastoral de los enfermos, el festejar no podría reducirse a lo celebrativo, sino también estar en los progresos, mejoras, alivios e incluso recaídas, es alegrarnos y festejar la bondad infinita de Dios,
Como resumen del proyecto evangelizador del Papa para hacer de la Iglesia, una Iglesia en Salida, es necesario seguir el proceso evangelizador propuesto: primerear-involucrarse-acompañar-fructificar-festejar.
La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad.101
100 FRANCISCO, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n. 24.
101 FRANCISCO, Exortacion Apostólica post-sinodal Evangeli Gaudium, 24 nov. 2013, n. 46.
⦁ Propuesta: la Pastoral de la Salud como modelo evangelizador En este apartado, daremos a conocer nuestro proyecto de la pastoral de la salud como modelo evangelizador. Partiremos haciendo un resumen de la iluminación bíblica y el Magisterio del Papa Francisco, para, posteriormente, plantear los objetivos y líneas de acción a seguir. Colocados en una tabla de manera comparativa y viendo la unidad que existe entre Palabra y Magisterio,
obtenemos el siguiente cuadro:
Parábola del Buen Samaritano Acciones que surgen de la Palabra Modelo evangelizador del Papa
1 ⦁ Llegó donde estaba el hombre
⦁ Lo vio Acercamiento Primerear
2 ⦁ Le dio lástima
⦁ Se acercó Compasión Involucrarse
3 ⦁ Le vendó las heridas
⦁ Le echó aceite y vino Curación Acompañar
4 ⦁ Lo montó en su propia cabalgadura
⦁ Lo llevó a una posada
⦁ Lo cuidó Compromiso Fructificar
5 ⦁ Pagó al posadero y cuídalo
⦁ Te pagare más a mis regreso Caridad Festejar
Objetivo General
Fomentar la pastoral de la salud con el propósito de evangelizar a través del acompañamiento a los enfermos y sus familiares, para crear una cultura de la salud y evangelización.
Lineas de acción:
⦁ Diseñar un programa mínimo de instrucción destinado a la visita de enfermos.
⦁ Contribuir a la humanización y evangelización de las estructuras, instituciones y personal de la salud.
⦁ Crear una cultura del cuidado de la salud con especialistas en el tema.
Línea de Acción 1: Diseñar un programa mínimo de instrucción destinado a la visita de enfermos.
Meta:
⦁ Fomentar un espíritu de oración y encuentro con Dios, con quienes visitarán a
los enfermos.
Actividades:
⦁ Presentándose para este momento con la mejor disposición
⦁ Haciendo oración, guiada por el E.S.
⦁ Hablando de Dios a las personas enfermas.
⦁ Leyendo una lectura bíblica antes de salir y reflexionando sobre su contenido.
⦁ Realizar un formato de visitas a los enfermos que contengan los siguientes
punto:
⦁ Interiorización
Antes de ponernos en camino, debemos intentar pacificarnos internamente para lograr capacitarnos a escuchar y a responder a Dios y al enfermo. Es importante la paz interior, de esta manera, impedimos llevar al enfermo nuestras propias
preocupaciones. Por eso, antes de ponernos en oración, debemos, mientras nos dirigimos hacia las casas, pedirle a Dios que él sea quien nos guíe y nos fortalezca a través de su Espíritu.
⦁ Cómo hablar de Dios a las personas enfermas.
A continuación, presento un esquema con las formas correctas e incorrectas de cómo expresarse y hablar de Dios:
FORMA CORRECTA FORMA INCORRECTA
Si Dios permitió esta enfermedad seguramente tiene un plan muy especial contigo.
Los que Dios quiere es que alcancemos la vida eterna. No puede desearnos nada malo, pues él es la bondad infinita. Algunas veces, el camino a la gloria pasa por el sufrimiento, pero su amor nos acompaña siempre aún en los momentos más difíciles. “Es la voluntad de Dios que esté enfermo”.
Existen muchas razones por las que él podría permitir el sufrimiento en nuestras vidas, por ejemplo:
⦁ Fortalecernos por medio de la prueba.
⦁ Enseñarnos humildad por medio de la
debilidad.
⦁ Glorificarlo mediante nuestra fe.
⦁ Purificarnos mediante el sufrimiento. Ayudarnos a rechazar el pecado en el futuro. “Algo has de estar pagando”
Ten fe y Dios estará contigo.
Ten fe en Dios. El te conoce. Si lo mejor para ti es sanar pronto, él permitirá que suceda.
Ten fe. Dios hará lo que es mejor para ti.
Ten fe como Cristo la tenía. El tuvo fe en su padre, en la salud y en el dolor. “Si tienes fe, Dios te curará”
Dios nunca toma venganza aunque hayamos hecho algo malo en el pasado, su intención ahora no es la de vengarse, sino de apartarnos del error.
Dios sabe que a veces el sufrimiento puede hacernos recapacitar de muchas faltas y hacernos volver a él. Esta pudiera ser la razón por la cual permitió esta enfermedad. “Su enfermedad es castigo de Dios”
Momentos en que sería preferible no hablar de Dios:
⦁ Hay momentos, en que lo que se requiere es una ayuda urgente, cualquier retraso podría resultar fatal. En esos momentos, ponernos a predicar sobre Dios sería una falta de amor.
⦁ Cuando las personas muestran una actitud de rechazo o de rabia, usualmente, es imprudente hablar de Dios.
⦁ Cuando las personas sugieren de alguna forma que no están interesadas en orar o en entablar una conversación religiosa, debemos respetar sus deseos. Jamás debemos forzar sobre las personas nuestras ideas religiosas.
⦁ Oración con la Palabra de Dios
− Mt5,1-10 (Las Bienaventuranzas)
− Mt 5, 13-16 (Ustedes son la sal del mundo)
− Mt 6, 25-34 (No se preocupen, su Padre ya sabe lo que necesitan)
− Mt 7, 7-11 (Pidan y recibirán).
− Mt 8, 1-3 (Jesús sana a un leproso)
− Mt 8, 5-13 (Jesús cura al criado del centurión)
− Mt 8, 14-17 (La sanación de la suegra de Pedro y otras sanaciones)
− Mt 8, 23-27 (Jesús calma la tormenta)
− Mt 9,1-8 (Animo...tus pecados quedan perdonados)
− Mt 9, 18-22 (Si sólo llegara tocar su manto).
− Mt11,25-30(El yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar, son ligeros)
− Mt 15, 29-31 (Jesús sana a muchos enfermos)
− Mt 16, 24-37 (El que pierda la vida por causa mía la encontrará)
− Mt26,36-44 (Que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú).
− Lc 5, 17-25 (...bajaron al enfermo por el techo)
− Lc 24, 13-26 (¿Acaso no era necesario que el Cristo sufriera para así ser
glorificado?)
− Jn 10, 11-15 (Yo soy el buen pastor)
⦁ La visita
⦁ Las visitas deben hacerse en parejas o en pequeños grupos.
⦁ Tiempo de la Visita, entre 10 a 25 minutos. Recuerde que no debe permanecer junto al enfermo por largo tiempo, a menos que él lo desee. Sólo cinco minutos de paz y armonía serán suficientes para relajar a enfermo y visitantes; pero, no dé la impresión de estar apurado, el hecho de tomar asiento ayuda a evitar esta impresión; sin embargo, no se siente en la cama. Permanezca atento a los sentimientos del enfermo. Puede estar padeciendo dolores y puede no desear recibir visitas largas. Esté atento y retírese en el momento oportuno.
⦁ Presentación individual de los integrantes del grupo: Se puede iniciar la visita con la presentación individual de los integrantes del grupo, y aunque ya sean conocidos por el enfermo, es importante explicar que vienen en nombre de la comunidad cristiana parroquial, recuerden que hay personas duras de oído por lo que al finalizar la visita, podrían no recordar en realidad quien las visitó.
⦁ Darle apertura a las personas que acompañan al enfermo, es decir, invítelos a compartir o acompañar en ese momento, la oración.
⦁ Permítale al enfermo la posibilidad de explicar cómo se siente y lo que él o ella desea compartir con usted. No le interrumpa, pero puede hacer algunas preguntas que ayuden al paciente a verbalizar lo que quiere decir. No sea inquisitivo. El enfermo debe sentirse libre para decir sólo lo que desea. Escuche atentamente, demostrando mucho cariño. Si llegara a distraerse, a irritarse o a sentirse aburrido, evite por todos los medios demostrarlo, al mismo tiempo intente mantener la atención y la receptividad.
⦁ Reaccione o responda con cariño: No exagere su simpatía. No demuestre temor, si la condición del enfermo es seria. No tema a las lágrimas. Si se le informa que la condición del paciente es crítica, no trate de evadirse cambiando el tema.
Recuerde que los enfermos deben ser alentados a compartir sus sentimientos respecto a su enfermedad o trauma, por ejemplo: sus sentimientos de dolor, preocupación, temor, rechazo, tristeza, depresión, abandono, culpa, etc. El paciente no deberá ser interrumpido, pero, en ocasiones, se pueden hacer algunas preguntas más para comprenderlo mejor.
Cuando parece que el enfermo ha concluido su relato, se le puede animar de distintas maneras, dependiendo de la emoción expresada:
⦁ Si habló de dolor: De ofrecer su dolor por sus familiares y por sí mismo, uniéndolos a los sufrimientos de Jesús en la cruz.
⦁ Si expresó preocupación: Trate de hacer que el enfermo se concentre en su mejoría y dígale que otros se encargarán de resolver los asuntos domésticos; trate de conseguir que confíe en sus familiares, los médicos y en Dios. Puede ser oportuno que en este momento, usted mencione su experiencia, si éstas son positivas.
⦁ Si expresó temor: Podemos sostener su mano mientras le hablamos para reducir su temor. Si conocemos casos similares con buenos resultados, podemos contárselos para que el temor sea reemplazado por esperanza y fe.
⦁ Si se siente rechazado: Asegure al enfermo que él ó ella nunca está solo; Dios le acompaña, y nuestra pastoral siempre vendrá a verlo. Todos somos valiosos y Dios se preocupa por cada uno de nosotros.
⦁ Si mostró tristeza, depresión, abandono o culpa: Trate de compartir los sentimientos del enfermo. No muestre sus reservas o aversión hacia estos sentimientos. Trate de darle esperanza; si es posible háblele del amor de Dios y de su perdón.
⦁ Posteriormente, podemos ofrecer leerle la Palabra de Dios. Si notamos cualquier signo de rechazo hacia la lectura de la Biblia, evitemos demostrar alguna decepción, más bien, tratemos de permanecer gentiles y continuar la conversación. En caso de que acepte la invitación de escuchar la lectura bíblica, podemos leer uno de los pasajes antes indicados. La lectura deberá ser más bien lenta, haciendo cortas pausas para facilitar la reflexión.
⦁ Al concluir el texto, explique brevemente el mensaje en pocas palabras, tratando de asegurar al enfermo, del amor de Dios por él o ella, de su misericordia, de su poder de curar y confortar. Si es posible, anime al enfermo para que diga lo que piensa del texto.
⦁ Puede preguntar al enfermo si quiere que se haga una oración por él, ya sea en secreto o abiertamente. Si desea que la oración se haga abiertamente, componga una oración sencilla como si hablara directamente con Dios, mencionando el nombre del enfermo, su enfermedad, sus esperanzas y temores, etc. Pida a Dios que envíe su Espíritu Santo para confortarlo y para inspirar en aquellos que lo aman
y en los que él ama los frutos de la paciencia, la fe, esperanza y fortaleza. Para terminar esta oración realice el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria. La oración debe incluir a todas las personas presentes, para agradecer a Dios por otros beneficios, o para pedir su ayuda.
⦁ Si detecta faltas en el enfermo o en su familia, no aproveche la oportunidad de esta visita para llamar la atención sobre éstas o para prevenir a las personas afectadas. Sobre todo, no pregunte sobre su asistencia a la misa dominical, inclusive, si sabe que la persona enferma fue especialmente negligente en este punto. Este asunto sólo debe ser discutido cuando la persona enferma esté sana nuevamente. No debemos dar la impresión de estarnos aprovechando de la debilidad del paciente para nuestros propósitos, o para convertirlos. El único propósito de nuestra visita es ofrecer nuestra ayuda.
⦁ Algunas veces las personas enfermas expresan rabia contra la Iglesia, Dios o el visitante. No responda defendiéndose, sino trate más bien de comprender y de escuchar.
⦁ La despedida. Despídase y asegure al enfermo que regresará pronto y que rezará por él o ella diariamente. Pregúntele si desearía recibir al Sacerdote para recibir los sacramentos de Reconciliación y Eucaristía. Si es así, infórmelo al Sacerdote. Pida la bendición de Dios sobre todos los presentes.
⦁ Repetición de visitas al mismo paciente. Averigüe el progreso del enfermo, si hay mejoría, de gracias a Dios en su oración por ello. Si la condición del enfermo ha empeorado, no haga comentarios, pero trate de encontrar una oración adecuada, más aún si se ha entablado una buena amistad con él.
Línea de Acción 2: Contribuir a la humanización y evangelización de las estructuras, instituciones y personal de la salud.
Meta: Formar agentes de pastoral de la salud cualificados que se desenvuelvan en el ambiente hospitalario y eclesial para evangelizar sus ambientes.
Actividades:
⦁ Estableciendo un programa formativo que promueva la salud y el bienestar físico y espiritual.
Propuesta de programa formativo
⦁ Eje antropológico y cultural:
⦁ La sacralidad de la vida y la dignidad de la persona humana.
⦁ Relación sana consigo mismo, con los otros, con la naturaleza y con Dios.
⦁ Finitud, vulnerabilidad y muerte humana.
⦁ La salud como tarea personal y responsabilidad social y comunitaria.
1.7. Educación, promoción de salud (estados de vida saludables) y prevención de enfermedades.
⦁ Eje ético:
⦁ Protección y defensa de la vida, como valor supremo, desde la concepción hasta la muerte natural.
⦁ Humanización y ética en el acompañamiento.
⦁ Desafíos éticos relacionados con el desarrollo extraordinario de la tecnociencia, de las ciencias de la vida y de la salud.
⦁ Final de la vida humana.
⦁ Paternidad responsable.
⦁ Eje bíblico-teológico:
⦁ Jesús: sus gestos, actitudes y palabras.
⦁ La palabra de Dios, fuente de vida y de salud.
⦁ El Espíritu Santo, Señor y dador de vida.
⦁ María, madre e intercesora.
⦁ La Iglesia, sacramento de salud y salvación.
⦁ La vida y la salud, la enfermedad y el sufrimiento, el dolor y la muerte a la luz del misterio pascual.
⦁ Eje litúrgico-celebrativo:
⦁ Los sacramentos de la vida y la salud.
⦁ Lectio divina.
⦁ Eje eclesiológico y doctrinal:
⦁ La evangelización y humanización del mundo de la salud.
⦁ Directrices para la Pastoral de la salud en Mexico y de la Diócesis.
⦁ Eje psicológico: