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DOMINGO 10 ENERO 2021El Bautismo del Señor.Reflexión Dominical. Pbro. Teódulo Morales Mezo.

DOMINGO 10 ENERO 2021

El Bautismo del Señor.

Reflexión Dominical

Pbro. Teódulo Morales Mezo

EVANGELIO

Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias.

Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 7-11

En aquel tiempo, Juan predicaba diciendo: "Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo".


Por esos días, vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Al salir Jesús del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en figura de paloma, descendía sobre él. Se oyó entonces una voz del cielo que decía: "Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.



A. NUESTRA REALIDAD. Una anécdota para recordar.

-¿Por qué bautizar a los niños, no es esto una tontería? –Esta pregunta no tendría importancia, sino fuera porque en realidad fue hecha por Esteban, un niño de apenas 12 años de edad. Lo más sorprendente es que no era protestante, sino católico. Pero con ideas protestantes.

A primera vista, parece que el bautismo de Jesús no tiene ningún propósito en absoluto. El bautismo de Juan fue el bautismo de arrepentimiento (Mt 3, 11), pero Jesús se bautizó sin pecado y no tenía necesidad de arrepentimiento. Incluso Juan se sorprendió cuando vio a Jesús que venía hacia Él. Juan reconoció y era consciente de que Él, siendo un hombre pecador que necesitaba arrepentirse, no era apto para bautizar el perfecto Cordero de Dios.

Hay varias razones por las que era conveniente que Juan bautizara a Jesús al comienzo de su ministerio público.

1. Jesús estaba a punto de emprender su gran obra, y era conveniente que Jesús fuera reconocido públicamente por su antecesor. Juan era "la voz que clama en el desierto" profetizada por Isaías, llamando a la gente al arrepentimiento, preparándose para su Mesías (Is 40,3). Al bautizar a Jesús, Juan estaba declarando a todos que aquí estaba aquel a quien ellos habían estado esperando, el Hijo de Dios, aquel que Él había profetizado bautizaría "con el Espíritu Santo y fuego". 2. El bautismo de Jesús también demostró que Él se identificó con los pecadores. Su bautismo simbolizó el bautismo de los pecadores en la justicia de Cristo, muriendo con Él y levantándose libres del pecado y capaces de caminar en vida nueva. Su justicia perfecta cumpliría todos los requerimientos de la ley para los pecadores, aquellos que nunca podían esperar hacerlo por sus propios medios. Cuando Juan dudó en bautizar al perfecto Hijo de Dios, Jesús respondió que así convenía que se "cumpliera toda justicia" (Mt 3,15). Con ello, Jesús se refirió a la justicia que Él ofrece a todos los que vienen a Él para intercambiar su pecado por su justicia (2Cor 5,21).

¿Qué por qué se bautiza a los niños? Porque un niño también es amado por Dios y es partícipe de la justicia y la misericordia de Dios.



B. ILUMINAMOS NUESTRA REALIDAD. Nuestro propio bautismo.

«La paz esté con ustedes» (Jn 20,19). Con ese saludo de Jesús Resucitado, víctima inocente, los Obispos de México saludaron a todos los fieles de la Iglesia católica de México y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, con la Exhortación Pastoral Que en Cristo Nuestra Paz México tenga Vida Digna, en el año 2010. En esa Carta tenían como propósito hacer un discernimiento sobre la misión de la Iglesia en la realidad de inseguridad y violencia que se vive en nuestro país y alentar la esperanza de quienes por esta razón viven con miedo, con dolor e incertidumbre. La Iglesia cumple su misión siguiendo los pasos de Jesús y haciendo suyas sus actitudes (Cf. Mt 9,35-36); de Él aprendemos la sublime lección de anunciar el Evangelio de la paz1 con la confianza puesta en la fuerza transformadora del Amor. (No. 1)

Entre otras cosas afirmaban que, en aquel entonces, en toda la geografía nacional, suceden hechos violentos, relacionados, en numerosas ocasiones, con la delincuencia organizada; esta situación se agrava día con día. Recientemente se ha señalado que una de las ciudades de la República Mexicana tiene el índice más alto de criminalidad en el mundo. Esta situación repercute negativamente en la vida de las personas, de las familias, de las comunidades y de la sociedad entera; afecta la economía, altera la paz pública, siembra desconfianza en las relaciones humanas y sociales, daña la cohesión social y envenena el alma de las personas con el resentimiento, el miedo, la angustia y el deseo de venganza. (No 2).

Afirmaban los obispos es esa Exhortación: “Nos acercamos a esta realidad con ojos y corazón de pastores. Acompañamos en el camino de la vida a los hombres y mujeres de nuestro tiempo y compartimos sus esperanzas, sus logros y frustraciones; por ello, al ocuparnos de los desafíos que la vida social, política y económica plantea a la vocación trascendente del hombre, no lo hacemos como expertos, ni como científicos o técnicos, no es esa nuestra competencia; lo hacemos como intérpretes y confidentes de los anhelos de muchas personas, especialmente de las más pobres y de las que sufren por causa de la violencia. (No 3).

Nos duele profundamente la sangre que se ha derramado: la de los niños abortados, la de las mujeres asesinadas; la angustia de las víctimas de secuestros, asaltos y extorsiones; las pérdidas de quienes han caído en la confrontación entre las bandas, que han muerto enfrentando el poder criminal de la delincuencia organizada o han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana. Nos interpela el dolor y la angustia, la incertidumbre y el miedo de tantas personas y lamentamos los excesos, en algunos casos, en la persecución de los delincuentes. Nos preocupa además, que de la indignación y el coraje natural, brote en el corazón de muchos mexicanos la rabia, el odio, el rencor, el deseo de venganza y de justicia por propia mano. (No 4)

Continuará…

Oración por la Paz

Señor Jesús, Tú eres nuestra paz,

mira nuestra Patria dañada por la violencia

y dispersa por el miedo y la inseguridad.

Consuela el dolor de quienes sufren.

Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.

Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos

y provocan sufrimiento y muerte.

Dales el don de la conversión.

Protege a las familias,

a nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

a nuestros pueblos y comunidades.

Que como discípulos misioneros tuyos,

ciudadanos responsables,

sepamos ser promotores de justicia y de paz,

para que en Ti, nuestro pueblo tenga vida digna. AMÉN.

María, Reina de la paz, ruega por nosotros.

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