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DECRETO SOBRE PEREGRINACION DIOCESANA A LA VIRGEN DEL CARMEN, CATEMACO, VERACRUZ.


 

+ Mons. José Luis Canto Sosa. 

Por la gracia de Dios y de la Santa Sede 

VI Obispo de la Diócesis de San Andrés Tuxtla, Veracruz  

 

“Venimos a los pies de la Madre, sin muchas palabras, a dejarnos mirar por ella y que con su mirada nos lleve a aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida”. Papa Francisco. 

        

Estimados hermanos Sacerdotes, Diáconos, Seminaristas, Religiosos y Religiosas y Pueblo de Dios que peregrina en la Diócesis de San Andrés Tuxtla, Veracruz, que la paz y la gracia del Señor esté con ustedes. 

 

Con motivo de la Peregrinación Diocesana a la Parroquia de San Juan Bautista y Santuario de Nuestra Señora del Carmen, promulgamos la continuidad de las peregrinaciones de manera que no perdamos de vista que somos un pueblo peregrino en camino de esperanza, porque buscamos el rostro del Señor. 

 

Anhelamos la comunión con Cristo buscando la conversión y, en comunión, buscamos la vida eterna por: «La intercesión de los santos, por el hecho de que los del Cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad [...], no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra [...] Su solicitud fraterna ayuda mucho a nuestra debilidad». (LG 49)

 

RAZONES TEOLÓGICAS



Según la Doctrina de la Iglesia con el nombre de Santuario se designa a un templo al que, por motivo de particular piedad y con aprobación del Obispo de la Diócesis, acuden en peregrinación numerosos fieles (can. 1230).  

 

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia (No. 262) nos explica que los Santuarios son un signo de la presencia activa, salvífica, del Señor en la historia y un refugio donde el Pueblo de Dios, peregrino por los caminos del mundo hacia la Ciudad futura, restaura sus fuerzas para continuar la marcha. 

 

En el contexto de un Santuario Mariano, cabe señalar que la veneración a la Santa Madre del Señor y del culto especial que el Pueblo de Dios le tributa, brota de la fe y del amor a Cristo, Redentor del género humano, y de la percepción de la misión salvífica que Dios ha confiado a María de Nazaret. El Pueblo de Dios sabe que la virgen no es sólo la Madre del Señor, sino también en el plano de la gracia es la Madre de todos los hombres (DSPPL No. 183). 

 

La Virgen María es la Madre de Jesucristo (Mt 1, 16; Lc 1, 42s), quien fue asunta al Cielo, al lado de su Hijo. Ella se distingue por su comprensión y ayuda hacía nosotros, pues es nuestra Madre (cfr. Jn 19, 25 - 27) y nuestra gran intercesora. Pero la característica más importante de María es su vocación, la de llevarnos a Dios (cfr. Jn 2, 5). 

 

RESEÑA HISTÓRICA 



La historia sobre la llegada de la imagen de Nuestra Señora del Carmen comprende dos versiones. Una, en la que interviene milagrosamente la mano de Dios y; la otra, la que comúnmente la gente comenta: que la Virgen fue traída a

Catemaco por un religioso Carmelita que se llamaba Diego de Lozada en el año de 1718. 

 

El pueblo de Catemaco fue fundado en 1704, aproximadamente, y la Virgen se hace presente en el mismo siglo. Se dice que el religioso Carmelita venía de Puebla y que iba rumbo a Coatzacoalcos, evangelizando con la imagen, pero cansado se detuvo en este pequeño pueblo perdido entre las montañas, que era de una gran belleza por su lago y sus riquezas naturales. Cabe recordar que el lago en esa época era muy grande y casi llegaba hasta la iglesia.

 

Al querer reiniciar otra vez su caminata se sobrevino un temporal de varios días y el lago creció enormemente que no le permitió salir, al mismo tiempo que la belleza de la imagen empezó a cautivar a los pobladores. Por su parte el religioso Carmelita aprovechó la oportunidad para evangelizar a los indígenas de este pueblo y así empezaron a venerar la imagen; motivo por el cual muchos pobladores pidieron que se las dejara. El misionero regaló la imagen con la condición de que se le erigiera una capilla.

 

Se tienen noticias que en el año 1719 se hace la primera ermita a la Virgen del Carmen con cañas, palmas y ramas; recursos que tenían a la mano los pobladores. Para entonces, los indígenas ya estaban identificados con la imagen, le rezaban, le cantaban y uno que otro trasmitía su devoción a los más cercanos. Es así como comienzan los primeros grupos de peregrinos de San Andrés Tuxtla, de Santiago Tuxtla y de todos los pueblitos cercanos a la región. 

 



La Virgen comenzó a ser muy conocida, le dieron también el nombre de la Virgen del Volcán, ya que Catemaco está ubicado en una zona de muchas erupciones por la cercanía con el Volcán de San Martín. En 1723 hubo una erupción muy grande, eso hizo que algunos pobladores de Santiago Tuxtla y San Andrés Tuxtla emigraran a Catemaco y así, este pueblo, se fue conformando de indígenas Náhuatl y Popoluca. 

 

Por aquel entonces, Catemaco comienza a tener un líder llamado Juan Catemaxca que fue uno de los primeros pobladores y de ahí se toma el nombre de Catemaco (Catemaxca) que significa “lugar de las casas esparcidas” o “lugar de las casas quemadas”, ya que las casas eran de ramas o palmas que fácilmente se incendiaban.

 

La otra versión en torno a la presencia de la Virgen de Carmen está relacionada con la actividad pesquera puesto que Catemaco también era llamado el pueblo de la Pesquería; situada, esta, en la punta de la comunidad frente a la Isla de Agaltepec. 

 

La tradición popular afirma que aquí se le apareció la Virgen del Carmen al pescador Juan Catemaxca. Se cuenta que mientras pescaba se sobrevino imprevisiblemente una fuerte tormenta y refugiándose en una cueva lo agarró la noche y ya no pudo salir. El miedo lo angustiaba, pero fue consolado por una pequeña lucecita que resplandecía del interior de la cueva y cuál fue su sorpresa, afirman los pobladores, que ahí mismo encontró la imagen luminosa de la Virgen del Carmen parada sobre una piedra.

 

La Virgen del Carmen le pidió que comunicara a todos los pobladores que fueran a verla e inmediatamente Juan Catemaxca, muy exaltado, salió gritando como loco: "vengan, vengan, ahí está la Virgen", y como prueba de esto quedaron marcados los pies de la Virgen en la roca, prodigio que hasta el día de hoy podemos constatar. 

 



Desde esa época, especialmente en Semana Santa, llegaban desde el primer día más de 2,000 personas. Todos los solares que estaban desocupados alrededor de la iglesia eran ocupados por los peregrinos para descansar, tanto la gente que caminaba o personas que venían a caballo.

 

 Era grande la cantidad de peregrinos que visitaban a la Virgen del Carmen puesto que era muy amada por todos. Fue muy nombrada por toda la llanura del Sotavento, el Istmo, la Cuenca del Papaloapan, la cumbre de Maltrata, etc.

 

En el año1800 se construyó una primera iglesia hecha de laja, material que abundaba en el lugar y se hizo una casa de teja con caída de dos aguas, a la imagen se le fabricó un altar precioso de madera labrada.

 

A la Virgen se le pedían muchas bendiciones y lo que la gente le prometía eso le traía: aretes de oro, pulseras, peinetas, milagros de oro. Ya que, si sanaban de un brazo, le traían un bracito de oro; si hacía el milagro de curar una pierna, le traían una piernita de oro, y se los colgaban. También se ofrecían las primicias de la cosecha como: maíz, flores, etc.; y textiles como: manteles, vestuarios, etc. La Virgen lo era todo para quienes la visitaban y de este modo le demostraban su fervor. Esto sucedía en torno al año 1823.

 

La construcción del Santuario que hoy conocemos fue gracias a los pueblos que peregrinaban puesto que comenzaron a traer sus mandas en efectivo y así, se inició la construcción de la nueva iglesia.  

 

A petición del Excmo. Sr. Don Arturo Szymanski Ramírez, II Obispo de San Andrés Tuxtla, la Iglesia fue consagrada como Basílica Menor incorporada a la Basílica Liberiana de Santa María la Mayor.  

 

El 17 de mayo de 1992 se llevó a cabo la Coronación Pontificia de Nuestra Señora del Carmen de manos de Mons. Guillermo Ranzáhuer González, III Obispo de la Diócesis de San Andrés Tuxtla, con la autorización del Papa Juan Pablo II y ante la presencia del entonces Delegado Apostólico Mons. Girolamo Prigione. La Ciudad de Catemaco y la Diócesis de San Andrés Tuxtla se consagraron desde entonces a la Reina de Cielo.

 

Como hemos visto en la reseña histórica, la imagen de Nuestra Señora del Carmen de Catemaco siempre ha estado llena de acontecimientos cargados de fe, lo que hace que más de 306 años los peregrinos de distintos estados de la Republica Mexicana acudan a visitarla para agradecer los beneficios recibidos y exponerles sus necesidades y peticiones, demostrando con ello una gran devoción. 

 



Por tanto:

Dadas las particulares virtudes, atributos y la especial misión salvífica que Dios ha confiado a María de Nazaret, Madre de Dios y Madre nuestra; y por tan consabidas razones históricas, populares y religiosas: 

 

DECRETAMOS

 

1.    Que los sacerdotes encargados de la Parroquia de San Juan Bautista y Santuario de Nuestra Señora del Carmen, de Catemaco, mantengan y den realce a la piedad popular. Conserven y cuiden las obras de arte y religioso del templo, tengan confesionarios disponibles a los penitentes y realicen continuamente los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía (cfr. CIC 1234 § 1 y 2).

 

2.    Que año con año se realice el 15 de julio la Peregrinación Anual Diocesana. 

 

3.    La Parroquia de San Juan Bautista y Santuario de Nuestra Señora del Carmen, de Catemaco debe tener un papel destacado en la Pastoral Diocesana de la Peregrinación, en la Piedad Popular; donde estén incluidas las Parroquias, así como las Asociaciones, los Movimientos y Grupos Eclesiales. Ya que estas estructuras son protagonistas y puntos de partida para las peregrinaciones y crecimiento en la fe, invitamos y exhortamos a las Foranías y Parroquias a programarse para que durante el año visiten este Santuario. 

 

4.    Además, es importante considerar la preparación oportuna, mediante la catequesis y acompañamiento, a los Agentes de Pastoral que les ayude a comprender nuevas perspectivas en la práctica de la Peregrinación en la vida de la Iglesia. 

  

San Andrés Tuxtla, Veracruz, a 11 de julio de 2024.

  

+ Mons. José Luis Canto Sosa

VI Obispo de San Andrés Tuxtla, Veracruz

 

Pbro. José Juan Montán Isidoro

Secretario Canciller

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