ℒ𝒶 𝒟ℯ𝓈𝓅ℯ𝒹𝒾𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒫𝒶𝒹𝓇ℯ ℰ𝒹ℊ𝒶𝓇𝒹ℴ
- teomormez
- 7 ago
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ℒ𝒶 𝒟ℯ𝓈𝓅ℯ𝒹𝒾𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒫𝒶𝒹𝓇ℯ ℰ𝒹ℊ𝒶𝓇𝒹ℴ
El martes 5 de agosto, una mañana aparentemente tranquila en la parroquia de San Pedro, de la comunidad de Sontecomapan, dio paso a una tragedia que conmocionaría a la comunidad Diocesana. El Padre Edgardo Camilo Antonio, un hombre de fe conocido por su trabajo y dedicación, emprendió un viaje para reunirse con sus amigos sacerdotes, compañeros de generación. A las 11:00 AM llegó a la comunidad de Nigromante, donde compartió momentos de camaradería y recuerdos con sus antiguos condiscípulos. La reunión, cargada de nostalgia y risas, finalizó a las 4:00 PM.

El Padre Edgardo, aprovechando la ocasión, decidió visitar a su familia en Nuevo Ixcatlán. Sin embargo, el destino le tenía preparada una prueba inesperada. A las 10:00 PM, emprendió el viaje de regreso a Acayucan junto a sus amigos. Era una noche oscura, y a las 11:00 PM, la furia de la naturaleza se desató. Una tormenta torrencial, acompañada de fuertes lluvias, sorprendió a los sacerdotes en la carretera.
La lluvia no cesaba, y a la medianoche, los ríos comenzaron a crecer con una violencia inusitada. La corriente, embravecida por la intensa precipitación, arrastró la camioneta en la que viajaban. Mientras sus amigos lograron escapar del vehículo y del torrente, el Padre Edgardo quedó atrapado.
La noticia del accidente llegó a Protección Civil a las 3:00 AM del miércoles 6 de agosto.
Durante la mañana, a cientos de kilómetros de distancia, nuestro Obispo José Luis Canto Sosa ,se preparaba para celebrar el jubileo de los diáconos en La basílica nuestra señora del Carmen de Catemaco. A las 11:00 AM, la terrible noticia llegó a sus oídos: se desconocía el paradero del Padre Edgardo.

La angustia se apoderó de la diócesis. A las 12:00 PM, se localizó la camioneta del Padre Edgardo, destrozada por la fuerza del agua, pero de él no había rastro. La esperanza se mantuvo latente hasta las 2:00 PM, cuando se encontró un cuerpo sin identificar cerca del vehículo. Tres horas después, la confirmación llegó, fría y definitiva: el cadáver recuperado era el del Padre Edgardo Camilo Antonio.

La noticia del fallecimiento del Padre Edgardo cayó como un jarro de agua fría sobre la comunidad. Su partida prematura dejó un vacío irreparable, no solo en su familia y amigos, sino también en los corazones de aquellos a quienes dedicó su vida al servicio de Dios.

La tragedia sirve como un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento. La memoria del Padre Edgardo, un hombre de fe y bondad, permanecerá viva en el recuerdo de todos aquellos que tuvieron la fortuna de conocerlo.
V𝖔𝖈𝖊𝖗í𝖆
𝕻𝖇𝖗𝖔. 𝕿𝖊ó𝖉𝖚𝖑𝖔 𝕸𝖔𝖗𝖆𝖑𝖊𝖘 𝕸𝖊𝖟𝖔




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