Mater Populi Fidelis
- teomormez
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Resumen del documento "Mater Populi Fidelis: Nota doctrinal sobre algunos títulos marianos referidos a la cooperación de María en la obra de la salvación" del Dicasterio para la Doctrina de la Fe:

1. Presentación
- La Nota doctrinal responde a numerosas consultas y propuestas sobre la devoción mariana y algunos títulos marianos.
- Clarifica el sentido de algunos títulos y expresiones referidos a María, profundizando en los fundamentos de la devoción mariana.
- Presenta la maternidad de María con respecto a los creyentes como un tesoro de la Iglesia, valorando y alentando la piedad del Pueblo fiel de Dios.
- Indica en qué sentido algunas propuestas de reflexión mariana responden a una devoción genuina y en qué sentido otras deben evitarse.
- Ofrece un desarrollo bíblico que muestra cómo la auténtica devoción mariana aparece en las Sagradas Escrituras y en la Tradición de la Iglesia.
2. Introducción
- La Virgen María es contemplada con afecto y admiración por los cristianos como la expresión más perfecta de la acción de la gracia de Cristo en la humanidad.
- Esos títulos no siempre se utilizan con precisión, a veces se cambia su significado o se pueden malinterpretar, lo que presenta dificultades importantes a nivel cristológico, eclesiológico y antropológico.
- El documento intenta preservar el equilibrio necesario entre la única mediación de Cristo y la cooperación de María en la obra de la salvación, mostrando cómo ésta se expresa en diversos títulos marianos.
3. La cooperación de María en la obra de la salvación
- La cooperación de María se ha afrontado desde su participación en la Redención objetiva, realizada por Cristo durante su vida y en la Pascua, y desde el influjo que ella tiene actualmente sobre los redimidos.
- María se vislumbra en Gn 3,15 como la Mujer que participa en la victoria definitiva contra la serpiente, y Jesús se dirige a ella como «Mujer» en el Calvario (Jn 19,26) y en Caná (Jn 2,4).
- En la “Hora” de la cruz, María vuelve a dar el “sí” de la Anunciación, y el Evangelio la presenta como «Madre» (Jn 19,27).
- María es considerada el «testigo privilegiado» de los hechos de la infancia de Jesús y está presente junto a la cruz y esperando Pentecostés.
- En el Evangelio de Lucas, María es la nueva Hija de Sión que recibe y transmite la alegría de la salvación, cumpliendo las promesas proféticas.
- Los Santos Padres se interesaron principalmente por la maternidad divina de María (Theotokos), su virginidad perpetua (Aeiparthenos), su perfecta santidad (Panagia) y su función de nueva Eva.
- San Agustín llama a la Virgen «cooperadora» en la Redención, subrayando tanto la acción de María junto a Cristo como su subordinación a Él.
- La reflexión sobre la Virgen María en la Iglesia remite a la liturgia, con la gran diversidad de las tradiciones litúrgicas del Oriente cristiano.
- A partir del siglo XII, la teología occidental dirige su mirada a la relación que une a la Virgen Madre con el misterio de la Redención cruenta del Calvario.
- La cooperación de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación ha sido expuesta por el Magisterio de la Iglesia, destacando que Dios no utilizó a María como un instrumento pasivo, sino que ella colaboró por su fe y obediencia libres.
- El dogma de la Inmaculada Concepción destaca la primacía y unicidad de Cristo en la Redención, porque también la primera redimida es redimida por Cristo y transformada por el Espíritu.
- La colaboración de María en la obra de la salvación tiene una estructura trinitaria, siendo fruto de una iniciativa del Padre, de la kenōsis del Hijo y de la gracia del Espíritu Santo.
4. Títulos referidos a la cooperación de María en la salvación
- Entre los títulos con los que se ha invocado a María, algunos hacen referencia a su cooperación en la obra redentora de Cristo, como Corredentora y Mediadora.
- Corredentora:
- El título aparece en el siglo XV como corrección a la invocación de Redentora.
- Algunos Pontífices han utilizado este título en relación con la maternidad divina o con su unión a Cristo junto a la cruz redentora.
- El Concilio Vaticano II evitó utilizar el título de Corredentora por razones dogmáticas, pastorales y ecuménicas.
- El Papa Francisco expresó su posición contraria al uso del título, alegando que María «jamás quiso para sí tomar algo de su Hijo» y que «el Redentor es uno solo».
- Es siempre inoportuno el uso del título de Corredentora para definir la cooperación de María, ya que corre el riesgo de oscurecer la única mediación salvífica de Cristo.
- Mediadora:
- El concepto de mediación se utiliza en la patrística oriental a partir del siglo VI.
- La sentencia bíblica referida a la exclusiva mediación de Cristo es contundente (1 Tm 2,5-6).
- Se requiere una especial prudencia en la aplicación de esta expresión a María, precisando tanto su valioso alcance como sus límites.
- Hubo una forma de real mediación de María para hacer posible la verdadera Encarnación del Hijo de Dios (Ga 4,4).
- La terminología de la mediación en el Concilio Vaticano II aparece referida sobre todo a Cristo y, a veces, también a María, pero de manera claramente subordinada.
- En sentido estricto, no podemos hablar de otra mediación en la gracia que no sea la del Hijo de Dios encarnado.
5. María en la mediación única de Cristo
- La unicidad de la mediación de Cristo es “inclusiva”, es decir, Cristo posibilita diversas formas de participación en el cumplimiento de su proyecto salvífico (1 Co 3,9).
6. Fecundos en el Cristo glorioso
- Los creyentes, unidos al Cristo resucitado, pueden realizar obras que superan los prodigios del Jesús terreno (Jn 14,12).
- Los Padres de la Iglesia interpretaron la promesa de los «ríos de agua viva» (Jn 7,37-39) como referida a los creyentes, que se convierten en manantiales para los demás.
- Esto debe afirmarse de María, de un modo único y supremo, ya que ella es la «llena de gracia» (Lc 1,28) que dio al mundo al Autor de la Redención y de la gracia.
7. Madre de los creyentes
- La mediación de María se realiza en forma maternal, como en Caná y en la cruz.
- El título de Madre hunde sus raíces en la Sagrada Escritura y en los Santos Padres, y su contenido ha ido en progreso hasta el Concilio Vaticano II y la encíclica Redemptoris Mater.
- La maternidad espiritual de María brota de su maternidad física del Hijo de Dios.
- La participación de la Virgen María, como Madre, en la vida de su Hijo da un carácter único y singular a su cooperación en la obra redentora de Cristo.
- En su misión como Madre, María tiene una relación singular con el Redentor y con los que han sido redimidos, de los cuales ella misma es la primera.
- La maternidad espiritual de María encuentra su fundamento en el hecho de ser Madre de Dios y se prolonga en la maternidad para con los discípulos de Cristo y aún con todos los seres humanos.
- La cooperación materna de María es en Cristo, y por tanto participada, es decir, como una participación de esta única fuente que es la mediación de Cristo mismo.
- La Iglesia no es sólo un punto de referencia para la maternidad espiritual de María sino que es, precisamente en la dimensión sacramental de la Iglesia, donde se desarrolla siempre su función materna.
8. Intercesión
- María está unida a Cristo de un modo único por su maternidad y por ser llena de gracia.
- Su oración por nosotros tiene un valor y una eficacia que no se pueden comparar con cualquier otra intercesión.
- Quienes están junto a Dios en el cielo pueden seguir realizando estos actos de amor, intercediendo por nosotros y acompañándonos.
- María, que en el cielo ama al «resto de sus hijos» (Ap 12,17), acompaña nuestras plegarias con su intercesión materna.
9. Cercanía materna
- La presencia de las diversas advocaciones, de las imágenes y de los santuarios marianos manifiestan esa maternidad real de María que se hace cercana a la vida de sus hijos.
- Existe una experiencia personal de los cristianos que reciben el afecto de María y que ponen en sus manos las necesidades de la vida de cada día.
10. Madre de la gracia
- El sentido de “Madre de los creyentes” permite hablar de una acción de María también en relación con nuestra vida de la gracia.
- La maternidad de María en el orden de la gracia debe entenderse como dispositiva, por su carácter de intercesión y por su presencia materna en nuestras vidas.
- Nuestra salvación es obra sólo de la gracia salvadora de Cristo y no de algún otro.
- Un ser humano puede participar con su deseo del bien del hermano, y es razonable (congruo) que Dios cumpla ese deseo de caridad que la persona puede expresar «con su oración» o «mediante las obras de misericordia».
- Como en Caná, María no le dice a Cristo lo que tiene que hacer, sino que intercede manifestando a Cristo nuestras carencias, necesidades y sufrimientos para que Él actúe con su poder divino.
11. Allí donde sólo Dios puede llegar
- La gracia santificante es el don del Espíritu que nos justifica y nos santifica.
- Exclusivamente Dios puede hacerlo, porque implica superar una desproporción «infinita».
- En la Encarnación, el Hijo eterno y natural de Dios asume una naturaleza humana que ocupa un lugar único en la economía de la salvación.
- Ninguna persona humana, ni siquiera los apóstoles o la Santísima Virgen, puede actuar como dispensadora universal de la gracia.
12. El agua viva que fluye
- Dado que María está llena de gracia, fácilmente aparece la idea de una suerte de “desborde” de la gracia que tiene María, que sólo podrá tener un sentido adecuado si no contradice lo dicho hasta ahora.
- El carácter fundamentalmente dispositivo de la cooperación de los creyentes en la comunicación de la gracia aparece plasmado en la interpretación tradicional de los “ríos de agua viva” que brotan del corazón de los creyentes (Jn 7,38).
13. Amor que se comunica en el mundo
- El Evangelio de Juan une estrechamente la caridad fraterna a esta comunicación del bien.
- Las obras de amor al prójimo se convierten entonces en un canal de cooperación con la obra salvífica de Cristo.
14. Criterios
- Cualquier otro modo de comprender esta cooperación de María en el orden de la gracia debería prestar especial atención a algunos criterios ya insinuados en la Constitución dogmática Lumen gentium: cómo María favorece nuestra unión «inmediata» con el Señor, que su influjo salvífico dimana del divino beneplácito, y que su mediación no quite ni añada nada a la dignidad y a la eficacia de Cristo.
15. Las gracias
- Algunos títulos, como el de Mediadora de todas las gracias, tienen límites que no facilitan la correcta comprensión del lugar único de María.
- Sin embargo, la expresión “gracias”, referida a la materna ayuda de María en distintos momentos de la vida, puede tener un sentido aceptable.
- María, con su intercesión, puede implorar para nosotros los impulsos internos del Espíritu Santo que llamamos “gracias actuales”.
16. Nuestra unión con María
- El Concilio prefirió llamar a María «Madre en el orden de la gracia», que expresa mejor la universalidad de la cooperación materna de María.
- La vida de la gracia incluye nuestra relación con la Madre.
17. La primera discípula
- María es «la primera discípula, la que ha aprendido mejor las cosas de Jesús».
- Ella es modelo de fe y caridad para la Iglesia por su obediencia a la voluntad del Padre, su cooperación a la obra redentora de su Hijo y su apertura a la acción del Espíritu Santo.
18. Madre del Pueblo fiel
- En la cruz, Cristo nos entrega a María, y así «Él nos lleva a ella, porque no quiere que caminemos sin una madre».
- Ella es la Madre del Pueblo fiel, que «camina en medio de su pueblo, movida por una ternura amorosa, y asume sus angustias y vicisitudes».
19. El amor se detiene, contempla el misterio, disfruta en silencio
- El Pueblo fiel no se aleja de Cristo, ni del Evangelio, cuando se acerca a ella, sino que es capaz de leer «en esa imagen materna todos los misterios del Evangelio».
Este resumen abarca los puntos principales y la estructura del documento, proporcionando una visión completa de su contenido y argumentos clave.
CODIPACS.
𝕻𝖇𝖗𝖔. 𝕿𝖊ó𝖉𝖚𝖑𝖔 𝕸𝖔𝖗𝖆𝖑𝖊𝖘 𝕸𝖊𝖟𝖔




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