DIÓCESIS DE SAN ANDRÉS TUXTLA
VELADA JUVENIL
“YO VELO CON CRISTO AMIGO Y
EN SU AMISTAD ENCUENTRO VIDA”
CENTRO DE PASTORAL SAN JUAN PABLO II
CATEMACO, VERACRUZ
+MONS. JOSÉ LUIS CANTO SOSA
HOMILÍA
29 de abril de 2023
Queridos hermanos y queridas hermanas:
Adolescentes y jóvenes que están viviendo la experiencia de encuentro en esta Velada Juvenil con el lema: “Yo velo con Cristo amigo y en su amistad encuentro Vida”:

Hemos escuchado el Evangelio de San Juan (Jn 6, 60-69) que nos da a conocer que entre los que seguían a Jesús muchos «se echaron para atrás y ya no querían andar con él», porque eran incapaces de “comprender” la forma de hablar de Jesús. El evangelista San Juan nos dice que muchos discípulos dejaron a Jesús por haber dicho que no tendrían vida a menos que comieran su Carne y bebieran su Sangre. Cuando escucharon a Jesús exponer la enseñanza Eucarística con tanta fuerza, muchos de ellos lo abandonaron. De hecho, tantos se fueron que Jesús preguntó a los discípulos: “¿También ustedes quieren dejarme?”. Qué maravilloso lo que Pedro responde a Jesús: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios”.

Adolescentes y jóvenes que están participando en esta Velada Juvenil: Lo más probable es que toda su vida hayan sido cristianos por su bautismo, pero, ¿alguna vez se han preguntado seriamente sobre quién es Jesús para ustedes? ¿Qué representa Jesús en su vida? Para Pedro, a pesar de todas las cosas que no podía entender sobre lo que Jesús hacía y decía, su convicción era firme: "Nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios", pues no siempre las cosas que leemos de la Sagrada Escritura nos resultan fáciles de entender, sino que hay que creerlas y por lo tanto vivirlas, exactamente como Jesús nos las dice, aunque nos suenen ilógicas y carentes de sentido. A los que escucharon el discurso de Jesús sobre el Pan de Vida, les sonó "repugnante" el tener que comer su Carne y su Sangre. Jesús estaba hablando de realidades que no entendían aún, pero eso no fue una limitación para Pedro por eso dice: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios”. Esta es la fe pascual, la que nos prepara para poder participar de realidades todavía más increíbles, para poder tener acceso a las cosas del cielo. Aprovechemos esta Pascua para dar una respuesta clara sobre la identidad y poder de Jesús en nuestra vida, porque seguir a Jesús, comprometerse con la causa del Reino, asumir que el camino de la Pascua es de muerte hacia la resurrección, es duro y hasta escandaloso. Lo fue ayer y lo es más aún hoy. ¿Quién está dispuesto a dar la vida por otro? ¿Quién renuncia a algo en nuestra cultura consumista? ¿Quién asume a este Dios humilde y maltrecho? Un Dios hecho hombre es difícil de creer, pero es más difícil poner nuestra fe en el rostro divino que se esconde detrás de un hombre crucificado, “escándalo para los judíos y locura para los paganos” al decir de San Pablo. Ese mismo Dios-hombre que se quedó entre nosotros en el Pan partido y compartido.
El Papa Francisco en el encuentro que tuvo con cien mil adolescentes y jóvenes italianos, el Lunes de Pascua de este año, los animó diciendo: ustedes “son la esperanza de una sociedad mejor, de una Iglesia más viva, son el presente y el futuro. No tengan miedo de su juventud, no dejen que sus fragilidades los paralicen, no se resignen diciendo “de todas formas no podemos hacer nada”. Todo el mundo puede y debe hacer su parte. La construcción de la paz inicia de la pequeñez de nuestras relaciones, del cuidado de los sentimientos que cultivamos en nuestro corazón, de la sensibilidad ante el sufrimiento que encontramos. La paz empieza en nosotros: piensa en esto cuando te enfades o discutas con alguien”. Al final de ese encuentro el Papa Francisco recordó que el diálogo entre Pedro y Jesús resucitado, en las orillas del Mar de Galilea, termina con la invitación: "¡Sígueme!”. Hoy a todos nosotros Jesús también nos dice: "¡Sígueme!". “No importa si somos grandes o pequeños, fuertes o débiles, si tenemos más victorias o más derrotas. Jesús sigue repitiendo a cada uno de nosotros: ¡Sígueme!".Seguir a Jesús “no solamente como en las redes sociales. El “Sígueme" de Jesús, “es una invitación al amor, una invitación a sentirlo en nuestro corazón, a dar lo mejor de nosotros mismos” (Mensaje del Papa Francisco a adolescentes y jóvenes italianos el 10 de abril de 2023, Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano).

Queridos hermanos y queridas hermanas tengamos presente la Jornada Mundial de la Juventud 2023 que se realizará en Lisboa, Portugal, el próximo mes de agosto. Este encuentro de los jóvenes con el Papa tiene como lema “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1,39). Palabras del evangelista San Lucas que nos dan a conocer como María, después de la Anunciación, hubiera podido dedicarse a sí misma. Pero no; ella confió plenamente en Dios y pensó más en su parienta Isabel. La joven María no se dejó paralizar por el anuncio del ángel, sino que se levantó y se puso en marcha, porque estaba segura de que los planes de Dios eran el mejor proyecto posible para su vida. María se convirtió en el templo de Dios, imagen de la Iglesia en camino. La Iglesia que sale y se pone al servicio, la Iglesia portadora de la Buena Noticia. Experimentar la presencia de Cristo resucitado en la propia vida, encontrarlo “vivo”, es la mayor alegría espiritual, una explosión de luz que no puede dejar a nadie “quieto”. Nos pone en movimiento inmediatamente y nos impulsa a llevar esta noticia a otros, a dar testimonio de la alegría de este encuentro. La Madre del Señor es modelo de los jóvenes en movimiento, no inmóviles frente al espejo contemplando su propia imagen o “atrapados” en las redes. Ella estaba totalmente orientada hacia el exterior. Es la mujer pascual, en permanente estado de éxodo, de salida de sí misma hacia el gran Otro que es Dios y hacia los demás, los hermanos y las hermanas, especialmente los más necesitados, como lo fue su prima Isabel.

María es un ejemplo de persona joven que no pierde el tiempo buscando la atención o la aprobación de los demás, sino que se mueve para buscar la conexión más genuina, la que surge del encuentro, del compartir, del amor y del servicio. experimentar una prisa que nos empuja hacia arriba y hacia los demás. La prisa buena siempre nos empuja hacia arriba y hacia los demás. También existe una prisa que no es buena, como por ejemplo la que nos lleva a vivir superficialmente, a tomar todo a la ligera, sin compromiso ni atención, sin participar realmente en las cosas que hacemos. La prisa de cuando vivimos, estudiamos, trabajamos, salimos con los demás sin poner en ello la cabeza y, mucho menos, el corazón. Y esto puede ocurrir: en la familia, cuando no escuchamos realmente a los demás ni les dedicamos tiempo; en las amistades, cuando esperamos que un amigo nos entretenga y satisfaga nuestras necesidades, pero lo evitamos si vemos que está en crisis y nos necesita; e incluso en las relaciones afectivas, entre novios, pues pocos tienen la paciencia de conocerse y entenderse a fondo. Continúa diciendo el Papa Francisco: “Es hora de emprender los encuentros, es hora de volver a emprender sin demora el camino de los encuentros concretos, de una verdadera aceptación de unos a otros, de los que son diferentes a nosotros, como ocurrió entre la joven María y la anciana Isabel. Sólo así superaremos las distancias —entre generaciones, entre clases sociales, entre etnias y categorías de todo tipo— e incluso las guerras. Los jóvenes son siempre la esperanza de una nueva unidad para la humanidad fragmentada y dividida. Pero sólo si tienen memoria, sólo si escuchan los dramas y los sueños de sus mayores. Es necesaria una alianza entre los jóvenes y los ancianos, para no olvidar las lecciones de la historia, para superar las polarizaciones y los extremismos de este tiempo. Jesús es la respuesta de Dios a los desafíos de la humanidad en cada época. Y esta respuesta, María la llevaba dentro cuando fue al encuentro de Isabel. El mayor regalo de María a su parienta anciana fue llevarle a Jesús. Adolescentes y jóvenes que el Espíritu Santo encienda en sus corazones el deseo de levantarse y la alegría de caminar todos juntos, en estilo sinodal, abandonando las falsas fronteras. ¡El momento de levantarse es ahora! ¡Levantémonos sin demora!” (cfr. Mensaje del Papa Francisco para la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud 2023, Roma, San Juan de Letrán, 15 de agosto de 2022). El Papa Francisco insiste que “hacen falta jóvenes no conformistas, que no sean esclavos del cel, sino que cambien el mundo como María, llevando a Jesús a los demás, cuidando a los demás, construyendo comunidades fraternas con los demás, realizando sueños de paz” (Rezo del Ángelus en la Catedral de Asti, 20 de noviembre de 2022).
Queridos hermanos y queridas hermanas que como Pedro respondamos hoy y todos los días: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios». Que como la Virgen María nos comprometamos con Dios a hacer su voluntad en nuestra vida. Les invito a ponerse de pie y a decir todos juntos con amor a nuestro Amigo Jesús:

Señor Jesús, sé que seguirte no es fácil. Tu camino es de cruz y de incomprensión, porque el amor que tú nos has enseñado es incomprendido. Ante tanto egoísmo, ante tanto odio, ante tanta violencia, ¿a quién iremos? Que vayamos a ti, porque solo tú tienes palabras de vida eterna. Que me alimente de tu Palabra y de tu Cuerpo y de tu Sangre para estar fuerte ante cada situación que surja en mi vida: problemas, dificultades, enfermedades y todo lo que vivo cada día. Aumenta mi fe y ayúdame a hacer tu voluntad, a hacer siempre el bien. Amén
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