REFLEXIÓN DOMINICAL
PBRO. TEÓDULO MORALES MEZO
SEMANA XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO
“SI TU PAPA TE ESCUCHA, LO HABRÁS SALVADO”.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano. Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Yo les aseguro también, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

I. PRIMER PASO. Nuestra realidad hoy
a). Hace unos días una joven de unos 16 años me preguntaba: -padre, ¿Qué hago? He descubierto en el Facebook que mi papá engaña a mi mamá y anda con otra mujer. Él, con mi mamá es muy cariñoso, pero los he escuchado pelear muy seguido, he escuchado a mi papá amenazar con irse de la casa, no sé qué hacer porque no quiero que se separen, además mi mamá está enferma. Él tiene fotos con otra mujer, abrazados, besándose, tomados de la mano, comiendo juntos, la mujer es muy joven-. –padre ¿Qué hago?
b). En otra ocasión, este ministro llamó a aquella joven muy guapa, y le dijo. ¿Ves los muros de este templo? ¿Se ven fuertes verdad? Pero pronto caerán, porque el testimonio de este padre lo derrumbará.
c). Aquella niña de 8 años, se acercó inquieta, y con gran pesar. –Padre fíjate que no sé si está mal, pero yo me siento mal, porque mi mamá me lleva con ella a un lugar lejos de mi casa, se ve con otro hombre y me dice que no le diga nada a mi papá. Se besan, se abrazan. Yo creo que eso está mal. Pero no le quiero decir nada a mi mamá ni a mi papá porque ella me pega.
II. SEGUNDO PASO: Palabra en nuestra vida.
a). Los versículos del capítulo 18 de este Evangelio de San Mateo me hicieron recordar a esta jovencita de 16 años, porque fue este el pasaje que le recomendé. Recuerdo haberle dicho, entre otras cosas, que hablará con su papá a solas con él, que le dijera sólo a él lo que había descubierto, que le mostrará las evidencias y que se limitara a pedirle que ordenará su vida, que fuera prudente y no lo juzgara.
Después, si no solucionara él su vida, entonces tendría que pedir ayuda a algunos cuántos familiares, para hablar del tema con él y pedirle exactamente lo mismo, pero con la ayuda de algún familiar a quien más confianza le tuviera, que el último recurso y la última decisión la tendría él, a fin de cuentas ella habría cumplido con estos mandatos de Jesús.
b). En el caso del hermano ministro que hizo aquella afirmación, en realidad presiento que la quiso hacer de profeta, pero el profeta no es sólo el que denuncia, sino también el que propone, dicho de esta manera, la afirmación del ministro se convierte en crítica y no ayuda en nada a la conversión del Pastor.
c). En el tercer caso, esta niña tiene el peor caso, es una niña, no tiene muchos criterios para saber qué hacer, pero dio una gran paso, preguntó al sacerdote. No le compete a ella abordar el asunto, sino al pastor.

III. TERCER PASO. Para vivir la palabra hoy.
Pareciera que esta casuística que presenta la Palabra de hoy ya estaría pasada de moda, pero si te das cuenta, todavía hoy tiene una importancia vital para nuestra vida cristiana. En el fondo este es una instrucción de parte de Jesús para saber que la caridad con el prójimo se puede practicar aún con los que caen, con los pecadores, los que se equivocan.
Una actitud diferente se podría convertir en una actitud diabólica, como el caso de este ministro.
Mucho de los casos de este tipo, no están realmente en las manos nuestras solucionarlas, la gran parte de estos casos propuestos, dependen, para su solución, de la voluntad de los implicados. Ante esto sólo nos resta orar, hablar, y confiar en la misericordia de Dios para la conversión de estos hermanos nuestros, si haces esto habrás salvado a tu hermano.

¡Feliz domingo! ¡Feliz Semana!
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