Por el Pbro. Jesús Álvarez Zárate
La variedad que presenta este trastorno y las dificultades que el psiquiatra experimenta a veces en su labor diagnóstica hacen que necesitemos precisar su concepto, pues existe en la actualidad un uso y un abuso exagerado de la palabra depresión.
Así en el lenguaje común, depresión se refiere a una sensación de malestar relacionada con síntomas como tristeza y angustia, pero también contrariedad, mal humor, frustración, como consecuencia de algo negativo que ha sucedido.
La frustración, la contrariedad o la tristeza son sentimientos negativos que surgen como reacción ante un hecho adverso, pero experimentar tales estados no supone ni mucho menos estar deprimido. La verdadera depresión es un estado de hundimiento terrible que es mucho mayor que cualquier decaimiento producido por las situaciones de la vida. El sufrimiento de la depresión puede llegar a ser tan profundo que sólo se vea como salida de ese túnel el suicidio.
Para el especialista, la depresión es un estado psicológico anormal producido tanto por factores exógenos (adquiridos) como endógenos (bioquímicos, inmotivados, hereditarios), entre los cuales cabe un espectro intermedio de posibilidades que se mueven en eso dos polos.
Existen personalidades depresivas, es como una forma de ser presidida por el pesimismo y la tristeza y una forma de interpretar la realidad distorsionada. Se trata aquí de una persona que desde siempre, desde que tiene conciencia de ser persona, tiene un modo negativo, apreciando más lo difícil que lo fácil, los contras que los pros. Estos sujetos no tienen una depresión, sino que es depresivo; no es algo pasajero ni transitorio, sino permanente y asentado.
La vida depresiva, consiste en una forma de vivir presidida por la monotonía excesiva, un gran aislamiento, falta de expectativas positivas, lo que va conduciendo a una progresiva desmotivación.
La depresión como síntoma. Es decir como señal que puede aparecer en muchas enfermedades generales e incluso psíquicas (pero que no es depresión en sentido estricto). Procesos cancerosos, enfermedades degenerativas hipotiroidismo etc.
La depresión como enfermedad, que es su sentido más auténtico y genuino y la sitúa de lleno dentro del campo de la psiquiatría, la psicología y, en menor medida, de la medicina general.
La tristeza es el centro de la depresión. Suele ser así en la mayoría de los casos.
Hay muchos matices entre unas y otras, eso es evidente, pero en todas ellas late una misma vivencia: el humor melancólico, el dolor moral, un sufrimiento psicológico mezcla de profunda infelicidad y una tristeza honda que es vivida como incapacidad para proyectarse al futuro.
La persona psíquicamente sana vive empapada de futuro y la pérdida de expectativas puede ser una de las causas fundamentales de la depresión. En casos extremos la persona afectada ni siquiera tiene ganas de hablar con los demás. Es como una lucha entre el querer y el no poder: la capacidad de acción está ahí, pero resulta inoperante; simplemente carece de intencionalidad para actuar, como si hubiera una ruptura entre el yo y el mundo exterior.
Si la evolución del trastorno no se ataja, suelen brotar las tendencias suicidas como manifestación radical de esa ruptura de relaciones, de ese anormal rechazo tanto a lo exterior como al propio yo. La tendencia suicida de muchos depresivos profundos atraviesa una serie de etapas bien definidas, aunque no se dan todas siempre.
En la primera se hace mención a la muerte, aunque aún no aparece con claridad alusión alguna al suicidio: etapa de las ideas de muerte.
La segunda la posibilidad suicida: el paciente considera la alternativa de la autodestrucción.
En la tercera etapa se produce una cierta aceptación del hecho, llegando en casos graves a convertirse en una idea obsesiva, que se percibe como camino de liberación del sufrimiento.
La cuarta ejecución, se puede pasar de manera casi automática a la autoagresión
fatal y definitiva.
Si tú o algún familiar están pasando por situaciones como estas, pide ayuda.
El PBRO. JESUS ALVAREZ ZARATE nació en Villa José Azueta Ver. El 2 de Enero de 1974, hijo del señor Armando Álvarez Gallardo y la señora María Antonia Zárate Bravo. Estudió la Licenciatura en psicología por el Colegio Humanista de México. Maestría en psicoterapia humanista por la Universidad Carl Roger. Maestría en psicoterapia Gestalt por el Colegio humanista de México. Doctorado en psicología por el Colegio humanista de México. Maestría en filosofia personalista por la Universidad Anáhuac (en curso).
Diplomado en moral por la Universidad Pontificia de México. Diplomado en sexualidad Humana por la universidad Carls Roger, Diplomado en Espiritualidad Carmelitana. Diplomado en acompañamiento espiritual y grupal por el CEFEJ.
DESEMPEÑO PASTORAL: Ecónomo del seminario menor en dos ocasiones, Vicario parroquial en Santa Rosa de lima (9 meses), Acompañante espiritual en filosofía (6 años). Acompañante espiritual en propedéutico (5 años). Docente en asignaturas de filosofía y teología en el seminario mayor. Docente en la asignatura, historia de la espiritualidad, propedéutico. Iniciador de los grupos generacionales en el presbiterio. Párroco en Jesús Carranza (4 años). Foráneo de Sayula (4 años). Encargado del área humana en el equipo de la formación permanente (6 años). Párroco en Lerdo de Tejada (4 años). Miembro de la comisión para la prevención de abuso a menores y personas vulnerables. Vicario Episcopal para la vida consagrada. Lo puede contactar al correo: zaratejesus0201@gmail.com
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