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MENSAJE A LOS CAMPESINOS DE NUESTRA DIÓCESIS. MONS. JOSE LUIS CANTO SOSA. FIESTA DE SAN ISIDRO LABRADOR

MENSAJE DE MONSEÑOR JOSE LUIS CANTO SOSA

VI OBISPO DE LA DIOCESIS DE SAN ANDRES TUXTLA, VERACRUZ.

SOBRE EL 15 DE MAYO DIA DE SAN ISIDRO LABRADOR.

 11 de mayo de 2024



Queridos hermanos, queridas hermanas:


Muchas comunidades de nuestra amada diócesis de San Andrés Tuxtla Veracruz, tienen como característica el estar profundamente vinculadas a la Tierra; gran parte de nuestro territorio diocesano, está integrado por comunidades campesinas y ubicadas en regiones que, a pesar de los peligros que amenazan a nuestros ecosistemas, como la tala desmedida de árboles, las quemas y la contaminación; aún conservan una biodiversidad muy importante para la vida de la región y del Estado de Veracruz.


En torno a la fiesta de San Isidro, hay que resaltar la importancia del trabajo de las familias campesinas en el cuidado de la tierra, las semillas criollas y los saberes de nuestros abuelos que durante muchos años nos dieron alimentación sana. Somos testigos del profundo respeto que los hermanos que viven en el campo tienen por la Tierra, pues reconocen que en ella están unidas las raíces familiares y comunitarias y toda la manera de vivir en torno a la propia tierra se genera; debemos valorar lo que la tierra significa para nuestros hermanos de los pueblos originarios, que mantienen con ella una relación vital y en torno a la que han construido un fuerte sentido comunitario religioso.



Tenemos que considerar que en nuestra querida patria mexicana, el sentido de vida de millones de personas, está íntimamente influenciado por su relación laboral con la tierra el maíz y el frijol, su cultivo crea relaciones de colaboración, de trabajo familiar y comunitario que refuerza los vínculos familiares y sociales; muchas reuniones y asambleas de los pueblos originarios, giran alrededor del maíz y del frijol. En muchas partes se realizan festividades en torno a la siembra, el cuidado y la cosecha de estos granos.


Las palabras maíz y frijol están incluidas en el nombre de infinidad de poblaciones y de lugares geográficos y topográficos, por todo el territorio nacional, sin embargo, hoy constatamos con profunda preocupación una tendencia preponderante, a ver la tierra solo como un medio de producción, un capital o un artículo que se compra y que se vende; por eso se debe respetar la tierra, todo lo que forma parte de nuestra casa común; además de cuidar el agua en todas sus realidades naturales así como los animales y los árboles que habitan nuestras tierras.

Sigue imponiéndose solo la lógica del mercado sobre el campo, no podremos esperar otra cosa que mayor pobreza, destrucción de la cultura rural, emigración, y lo que es peor, una espiral de violencia y muerte incompatibles con el plan de Dios que desea una vida digna y justa para sus hijos e hijas.



Invito a los campesinos y a las campesinas de los diferentes pueblos originarios a que veamos en la bendición de las semillas, las tierras de cultivo y de pastos durante estos días relacionados a la fiesta de San Isidro, un medio, mismo que Dios nos ofrece para confiarnos a su divina providencia como lo hizo frecuentemente San Isidro, que puso en la ayuda y bendición de Dios su vida, su familia y su trabajo en el campo.


Queridos hermanos campesinos y queridas hermanas campesinas, oremos a Dios para que conceda siempre cosechas abundantes, dé fertilidad a nuestros sembrados y aleje de nuestros campos las tormentas y el granizo, y así las semillas puedan germinar con la abundancia.

Invito a mis hermanos sacerdotes de nuestra diócesis de San Andrés Tuxtla que colaboren con nuestros hermanos campesinos en la bendición de sus tierras, de sus semillas de sus pastos y les ofrezco como ejemplo de oración la siguiente:



Oremos:

Dios fuente de todos los bienes, bendice y da fecundidad a las semillas, los

 saberes y trabajos de nuestras familias, para que puedan alegrarse con abundantes

 cosechas y proclamar siempre sus

alabanzas hacia Ti Dios Único y

Verdadero;

cuidando la creación

que Tú Padre Bueno y misericordioso, nos encomendaste,

y que transmitamos a las nuevas

generaciones, los saberes, las semillas

y el amor a la hermana y madre tierra

que nuestros antepasados nos dejaron.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro hermano y con la intercesión de San Isidro. Amen.




Que busquemos alabar a Dios como lo enseña San Francisco de Asís diciendo: alabado seas mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra, la cual no sustenta y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba y la bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre sus familias, sobre su siembra, sobre sus pastos, sobre cada uno de ustedes. Amén.

Mons. José Luis Canto Sosa

VI Obispo de la Diócesis de San Andrés Tuxtla

  1. de mayo de 2024





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