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Homilía. Ordenación Diaconal Alfonso Freyre Mota. Mons. José Luis Canto Sosa

DIÓCESIS DE SAN ANDRÉS TUXTLA

SEMINARIO MAYOR DE SAN ANDRÉS APÓSTOL

SALTO DE EYIPANTLA, SAN ANDRÉS TUXTLA, VERACRUZ

FIESTA PATRONAL DE SAN ANDRÉS APÓSTOL

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

SÁBADO 30 DE NOVIEMBRE DE 2024

12 HRS.

HOMILÍA

+MONS. JOSÉ LUIS CANTO SOSA

Primera Lectura. De la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 10, 9-18: La fe viene de la predicación y la predicación consiste en anunciar la palabra de Cristo.

Salmo Responsorial. Del Salmo 18, 2-3. 4-5: El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.

Aclamación antes del Evangelio. Mt 4, 19: Síganme, dice el Señor, y yo los hará pescadores de hombres.

Evangelio. Del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22: Ellos inmediatamente, dejando las redes, lo siguieron.

Sacerdotes, Diáconos Permanentes, Religiosos y Religiosas, Seminaristas de las diferentes Etapas de Formación de nuestro Seminario Diocesano:

Fieles laicos que integran los Equipos de Pastoral Vocacional:

Fieles laicos que forman parte de la Pastoral Juvenil:

Fieles laicos de las diferentes Comunidades Parroquiales de nuestra Diócesis de San Andrés Tuxtla, Veracruz:

Fieles que nos acompañan a través de las plataformas digitales:

Queridos hermanos y queridas hermanas:

Los Apóstoles no son Doce santos más dentro de la inmensa serie de Santos en la Historia de la Iglesia. En el Libro del Apocalipsis 21,14 se dice que la Ciudad Santa o Iglesia glorificada tiene “doce cimientos, que llevan los nombres de los Doce Apóstoles del Cordero”. Los Apóstoles son el cimiento de la Iglesia; sobre ellos se asienta nuestra fe y sobre su ejemplo nuestra forma de seguir a Jesús. En el Credo confesamos que la Iglesia es “apostólica”, y, con buen criterio, la liturgia califica el recuerdo de los apóstoles como “Fiesta”, no como una mera “Memoria”.

Indudablemente el inicio del seguimiento de Jesús por Pedro y Andrés, y por Juan y Santiago, fue más complicado que lo que hoy nos narra el Evangelio. No consta que conociesen a Jesús previamente, y nadie se va sin más con un desconocido que le habla en lenguaje apenas comprensible. ¿Qué entenderían por ser “pescadores de hombres”? Seguramente, cuando Jesús les habla de que le sigan, le preguntarían a dónde, o quizá previamente le preguntaron quién es él; y luego, qué significaba eso de “pescar hombres” en vez de peces, etc.

Pero la catequesis de la Iglesia primitiva, y su puesta por escrito en los Evangelios, no pretenden simplemente informar, o saciar curiosidades, sino interpelar a los nuevos creyentes y llevarlos a la nueva forma del seguimiento de Jesús. Por eso la narración de la llamada se ajusta a cuatro elementos muy simples, que decían mucho a los nuevos adeptos a Jesús y deben decirnos eso mismo a nosotros:

1º. Es Jesús quien ve, quien se fija. Todo es regalo, Andrés y Pedro no le buscaban.

2º. Jesús llama en imperativo, con autoridad; no hace una mera propuesta. Muestra llevar consigo toda la autoridad de Yahvé, que justificó el Decálogo con sola su autoridad: “Yo, el Señor”.

3º. Para irse con Jesús abandonan las redes. Jesús quiere ser seguido por personas libres, sin ninguna clase de ataduras. Él se presenta como el incompatible con cualquier otro interés; Yahvé se definía como un “Dios celoso”, que no toleraba otro dios a su lado (Ex 20,5); Jesús, en la misma línea, no tolera ningún otro valor a su lado: “quien no renuncie a todo lo que posee no puede ser discípulo mío” (Lc 14,33).

4º. La conclusión de la escena, en su procedimiento esquemático catequético, es el seguimiento. Ya el Antiguo Testamento hablaba de seguir a figuras religiosas modélicas, como, por ejemplo: Eliseo seguía a Elías (1Re 19,21), para lo cual quemó hasta sus instrumentos y cosas de labranza.

El seguimiento de Jesús por sus discípulos y discípulas como Juana, Susana, María de Magdala y otras [Lc 8,2s]) es mucho más que un desplazamiento local. Acompañarán a un Maestro que constantemente los invita a un desplazamiento de criterio, de mentalidad, a ver la vida de otra forma. Seguir a Jesús es acoger su palabra, observar y asimilar sus actitudes y comportamientos, compartir su esperanza, imitar su amplitud de corazón e incluso mostrar desacuerdos con lo que no es según el plan de Dios y, por ello, jugarse incluso la vida: al parecer, casi todos los Apóstoles murieron mártires.

Según comprensión eclesial ininterrumpida desde la época apostólica, los Obispos son los sucesores de los Apóstoles; están dotados de su autoridad y responsabilidad. Pero, a otro nivel, todo creyente es sucesor de los Apóstoles, pues todo creyente está llamado como ellos a compartir los criterios de Jesús, a seguir sus comportamientos y actitudes, a vivir fascinado por la persona del carpintero de Nazareth, a asumir su tarea profética de “pescar hombres” y a entregar la vida como lo hizo el Maestro y Señor y los Apóstoles entregaron su vida por amor.

Hoy es Fiesta de San Andrés, hermano de San Pedro, el Evangelio nos recuerda el momento más importante de su vida, el que cambió su existencia: el llamamiento de Jesús a seguirle. Jesús se acercó a los dos hermanos, que eran pescadores, y les dijo: “Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. E inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”. Bien podemos sospechar que en ese seguimiento, Jesús les fue aleccionando y adentrando en su Evangelio, en su mensaje a toda la humanidad. Después, San Andrés dedicó el resto de su vida a extender la buena noticia de Jesús, hasta que murió mártir. Le mataron por predicar el Evangelio. Prefirió morir antes que renunciar a proclamar a Jesús y su evangelio.

La Fiesta de San Andrés Apóstol es una llamada a cada uno de nosotros a refrescar nuestra vocación al seguimiento de Jesús. De una manera o de otra, principalmente a través de nuestra familia, Jesús también a nosotros, nos ha llamado a seguirle, convenciéndonos de que era la mejor manera de vivir la vida humana para encontrar la alegría y el sentido que todos anhelamos y necesitamos. Podemos aprovechar esta fiesta de San Andrés Apóstol para dar gracias a Jesús porque se ha hecho presente en nuestra vida y nos ha llamado a seguirle. Este seguimiento es lo que marca y colorea toda nuestra vida, todas nuestras actitudes están marcadas por Él. En este seguimiento hemos encontrado la mejor manera de vivir nuestra vida. Le podemos pedir que nos mantenga firmes en el seguimiento alegre y fiel. En la Carta a los Romanos, San Pablo nos remite a la Escritura para afirmar que todas las personas que creemos en Jesús nunca seremos confundidas ni defraudadas. Y al mismo tiempo, nos interpela y cuestiona sobre nuestra predicación y anuncio del Evangelio. Hacer posible que las personas encuentren el sentido de sus vidas está estrechamente vinculado a la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos frente al compromiso de anunciar a Jesús, el Hijo de Dios. Jesús llamó a San Andrés y él le siguió ¿Tú, yo, nosotros, escuchamos a Jesús que hoy nos llama a colaborar con Él en la instauración de su Reino de amor, justicia y paz?

Hoy sábado 30 de noviembre de 2024, Fiesta de San Andrés Apóstol, será ordenado Diácono Alfonso Freyre Mota.

Ahora que este hijo nuestro, del cual algunos de ustedes son familiares y amigos, va a ser ordenados diácono, conviene considerar con atención qué grado de ministerio recibe. Fortalecido con el don del Espíritu Santo, ayudará al Obispo y a su Presbiterio en el anuncio de la Palabra, en el servicio del Altar y en el ministerio de la caridad, mostrándose servidor de todos. Como ministro del Altar proclamará el Evangelio, preparará el sacrificio y repartirá a los fieles el Cuerpo y la Sangre del Señor.

Además, enviado por el Obispo, exhortará tanto a los fieles como a los infieles, enseñándoles la doctrina santa; presidirá las oraciones, administrará el Bautismo, asistirá y bendecirá el Matrimonio, llevará el viático a los moribundos y presidirá los ritos exequiales.

Consagrado por la imposición de manos que ha sido heredada de los Apóstoles, y vinculado al servicio del Altar, ejercerá el ministerio de la caridad en nombre del Obispo o del Párroco. Con el auxilio de Dios debe trabajar de tal modo que ustedes reconozcan en Alfonso a un verdadero discípulo de Aquel que no vino a ser servido, sino a servir.

En cuanto a tí, queridos hijo Alfonso, que vas a ser ordenado Diácono, el Señor te dio ejemplo para que, lo que él hizo, también lo hagas tú. En tu condición de diácono, es decir, de servidor de Jesucristo, que se mostró servidor entre los discípulos, siguiendo gustosamente la voluntad de Dios, sirve con amor y alegría tanto a Dios como a los hombres y como nadie puede servir a dos señores, ten presente que toda impureza o afán de dinero es servidumbre a los ídolos.

Al acceder libremente al Orden del Diaconado, al igual que aquellos varones elegidos por los Apóstoles para el ministerio de la caridad, también tú debes dar testimonio del bien, lleno del Espíritu Santo y del gusto por las cosas de Dios.

Ejercerás tu ministerio, observando el celibato: será para tí símbolo y, al mismo tiempo, estímulo de tu caridad pastoral y fuente peculiar de fecundidad apostólica en el mundo. Movido por un amor sincero a Jesucristo, el Señor, y viviendo este estado con una total entrega, tu consagración a Cristo se renueva de modo más, excelente. Por tu celibato, en efecto, te resultará más fácil consagrarte, sin dividir el corazón, al servicio de Dios y de los hombres, y con mayor facilidad serás ministro de la obra de regeneración sobrenatural.


Alfonso tendrás por raíz y cimiento la fe. Muéstrate sin mancha e irreprochable ante Dios y ante los hombres, según conviene a los ministros de Cristo y dispensadores de los santos misterios. No te dejes arrancar la esperanza del Evangelio, al que debes no sólo escuchar, sino además servir. Alfonso viviendo el misterio de la fe con alma limpia, muestra en tus obras la Palabra que proclamas, para que el pueblo cristiano, vivificado por el Espíritu Santo, sea oblación agradable a Dios, y tú, en el último día, puedas salir al encuentro del Señor, y oír de Él estas palabras: "Muy bien, servidor bueno y fiel, entra a tomar parte en la alegría de tu Señor". Alfonso gracias por tu valentía y generosidad al seguir el llamamiento del Señor Jesús. Agradezco el apoyo de la familia de Alfonso Freyre Mota, de sus Formadores y compañeros. No dejemos de hacer oración por los jóvenes y por todas las vocaciones: Decirle sí a Dios es un don y una gracia. Él sigue llamando a muchos jóvenes. Jóvenes aprovecho la ocasión para decirles, que, si sienten el llamado de Dios, no pierdan el tiempo buscando justificaciones para aplazar la respuesta. Pidamos la gracia de que los jóvenes sean generosos para poderle decir a Jesucristo con valentía “sí Señor, aquí estoy”. Que cada uno de nosotros viva intensamente su vocación en la Iglesia y en el mundo. Que así sea.

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