Circular número 07/2020
Asunto: Ante la crisis, un plan para resucitar.
Hermanos Sacerdotes y Diáconos, Vida Consagrada y Seminaristas, Consejos Parroquiales de Pastoral, Laicos y Movimientos Apostólicos.
Reciban un saludo fraterno.
“Vean: ¡Qué bueno, qué grato convivir los hermanos unidos!” (Sal 133, 1).
La fraternidad cristiana es una bendición que vivifica y se conecta con la vida eterna, pero entre los sacerdotes además, es como una profesión de fidelidad al llamado que Jesucristo Buen Pastor nos ha hecho, para ser sus colaboradores apacentando a su pueblo. Qué bueno, qué grato fue ver convivir a los hermanos unidos, como una gran familia sacerdotal, durante nuestros ejercicios espirituales, conducidos por Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel. Fue una excelente oportunidad para relacionarnos presencial y virtualmente como familia Diocesana desde nuestras Foranías.
Por eso, teniendo en cuenta los signos de los tiempos, la Palabra de Dios, e independientemente de los compromisos personales o de foranía ya asumidos, yo les hago llegar esta exhortación que contiene ocho puntualizaciones que nos pueden ayudar a seguir respondiendo y sirviendo a Dios en nuestros hermanos, en medio de la crisis sanitaria, económica y socio-cultural que estamos viviendo. Veamos:
1. Seamos pastores promotores de esperanza del pueblo que sufre y se desalienta. Hoy más que nunca podemos hacer nuestras las palabras de los Obispos Latinoamericanos en Aparecida: “No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia. Que Él nos convoca en la Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus discípulos y misioneros en la construcción de su Reino” (DA 548).
Promover la esperanza de un futuro mejor construido entre todos, implica también la actitud profética de quién señala a su vez las causas que han originado la pobreza, la enfermedad y la creciente violencia en las que vive y muere nuestro pueblo.
2. Seamos pastores creativos e innovadores, no sólo en nuestra acción pastoral sino también en nuestros criterios teológicos. Así lo ha soñado el Papa Francisco desde el inicio de su ministerio: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación (EG 27).
De la pandemia está surgiendo un nuevo modo de ser Iglesia, menos centrada en el templo y más en los hogares, enseñándonos además, el gran valor que tienen los actuales medios digitales, de los que podemos sacar todavía más provecho pastoral.
3. Seamos pastores que anuncian y construyen la dignidad humana, tal como lo hemos afirmado en nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031+2033. “En el centro de esta realidad se encuentra la fuerza del Reino de Dios, que como cristianos nos lleva a construir las bases de una sociedad donde se reconozca, se valore y se construya integralmente la dignidad de la persona” (PGP 173).
4. Seamos sacerdotes entusiasmados en la actualización de nuestro Quinto Plan Diocesano de Pastoral. Para esto les exhorto a seguir la ruta que el Vicario de Pastoral nos va indicando, y que tiene como horizonte poder decretarlo oficialmente el 19 de marzo, en la fiesta de nuestro querido Señor San José.
5. Seamos sacerdotes convencidos de que en la misionariedad, vive la esperanza de la reforma de la Iglesia en esta nueva etapa evangelizadora. Para esto les exhorto establecer los círculos bíblicos en todas las parroquias. En el último Capítulo de mi Primera Carta Pastoral titulado: “La Diócesis con todas sus parroquias el estado de misión permanente es desafiada y desafiante”, propongo una manera concreta para iniciarlos y acompañarlos.
6. Seamos sacerdotes convencidos de que encarnamos, la convicción de que la Eucaristía es cumbre y fuente de la vida cristiana. Pero además, en estos tiempos de crisis, no olvidemos, que “Cada gran reforma en la Iglesia está vinculada al redescubrimiento de la fe en la Eucaristía” (DA 251). Para esto les recomiendo que todos los equipos litúrgicos que incluyen a los coros, conozcan y apliquen las orientaciones catequéticas de “La Celebración de la Eucaristía” según el misal del Papa Pablo VI. Yo también, con la ayuda del Seminario y de los Monasterios de Vida Consagrada, he programado todos los domingos a las 10:30 am, una breve catequesis y el aprendizaje de algunos cantos propios y adecuados, terminando con la Celebración Eucarística a las 11:00 am, como lo hemos venido haciendo desde el inicio de la pandemia.
7. Seamos sacerdotes enamorados de la Palabra de Dios y sabedores que el mensaje es más importante que los medios, pero también convencidos del poder los medios y de las actuales redes sociales para la comunicación del mensaje. Para esto, exhorto a todos a promover y apoyar el Equipo Parroquial de Comunicación Pastoral (EPCP), de tal manera que puedan conectarse y hacer red con Conexión Vital RTV de la Diócesis.
8. Seamos sacerdotes comprometidos con la paz y las causas sociales, conscientes de que “Para nosotros los cristianos la Paz es una persona, es el Don de amor de Dios por excelencia, es Jesucristo mismo” (Cfr. Ef 2,14. PGP 174). Para esto les recomiendo establecer sin demora en cada parroquia el equipo de Pastoral Social y Cáritas (EPPSC).
Finalmente les recuerdo que la Visita Pastoral a cada una de las parroquias que Dios les ha encomendado, las terminé con palabras parecidas a estas durante la Eucaristía: “... Con estas palabras no clausuró la visita pastoral, más bien inauguró la misión permanente en esta parroquia.”
Con esta finalidad ya he anunciado mi Segunda Visita Pastoral, ahora centrada en el proceso de la Misión Permanente, después del decreto de aplicación del V Plan Diocesano de Pastoral.
Hermanos sacerdotes, que estos acontecimientos y estas líneas de acción, nos vengan a recordar y a confirmar como un pueblo adquirido para proclamar las maravillas del Señor.
Dado a los 5 días del mes de septiembre de 2020, en la ciudad episcopal de San Andrés Tuxtla, Ver.
+ Mons. Fidencio López Plaza.
V Obispo de San Andrés Tuxtla, Ver. Pbro. Teódulo Morales Mezo
Canciller
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